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DESPLOME Y ESTANCAMIENTO, REALIDAD DEL MAÍZ EN MÉXICO

#Nacional
La producción de maíz grano en 2022 se desplomó en casi un millón de toneladas (950 mil 238 toneladas), en comparación con el 2021, al generar poco más de 26.5 millones de toneladas.

 

 

Redacción InPerfecto / @InPerfectoMx
redaccion@inperfecto.com.mx 

 

· Casi un millón de toneladas del grano se perdieron del 2021 al 2022

· La productividad por hectárea se estancó a nivel nacional por falta de apoyo a productores.

· Las importaciones del cereal aumentaron 337 millones de dólares de enero a julio del 2023 en comparación con el mismo periodo del año pasado

· Sin un presente no habrá futuro para el pueblo del maíz

 

La producción de maíz grano en 2022 se desplomó en casi un millón de toneladas (950 mil 238 toneladas), en comparación con el 2021, al generar poco más de 26.5 millones de toneladas. Es importante destacar que esta cifra fue también notablemente inferior a la de 2019 y 2020, años en los cuales la producción jamás descendió por debajo de las 27 millones de toneladas considerando todas las variedades de este cereal.

 

En entrevista, el presidente de la Unión Mexicana de Fabricantes y Formuladores de Agroquímicos (UMFFAAC), Luis Eduardo González Cepeda, refirió lo anterior luego de señalar que según cifras del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP), en 2021 se tuvo una producción de 27 millones 503 mil 477 toneladas de maíz, sin embargo, en 2022 sólo se alcanzó la cifra de 26 millones 553 mil 239 toneladas.

 

En el marco de la conmemoración del Día Nacional del Maíz (29 de septiembre), el especialista en protección de cultivos, señaló que México se encuentra estancado por falta de políticas públicas reales para impulsar la producción de maíz. Enfatizó que el reto reside en impulsar el rendimiento por hectárea, producir más maíz en la misma superficie.

 

Agregó que eso se hace sólo con tecnificación y ciencia, “no es posible que una década atrás, en 2012 el rendimiento haya sido de 3.19 toneladas por hectárea y en 2022, los rendimientos fueran de 3.90 toneladas en la misma superficie, crecimiento insuficiente para lo que demanda el país”.

 

Esto, enfatizó “se debió a la falta de apoyos y negligencia no sólo de este gobierno sino de las administraciones anteriores, con la diferencia de que en ese entonces se crearon y mantuvieron las instituciones dedicadas al campo, y ahora se desmantelaron, lo que sólo es benéfico para los productores extranjeros que venden maíz a México”.

 

En este caso, refirió, se ve con preocupación como se incrementa año con año la importación de maíz, principalmente amarillo y en su mayoría proveniente de Estados Unidos. De enero a julio de este año se importó maíz por un valor de tres mil 599 millones de dólares, es decir, 337 millones de dólares más que en 2022 cuando en el mismo periodo, se importó este cereal por un valor de tres mil 262 millones de dólares, según cifras del Banco de México, este aumento, pese a la apreciación del peso.

 

En el marco del Día Nacional del Maíz, González Cepeda hizo un llamado a formar un frente común entre autoridades de los tres niveles de gobierno, agroindustriales y productores, así como los demás integrantes del sector agrícola mexicano para enfrentar los retos que ya están aquí y que afectan lo más importante, la alimentación de los habitantes del país.

 

Resaltó que mejorar la productividad en el cultivo del maíz no vendrá de ideologías ni de apoyos sesgados que no fomentan la producción. En su lugar, insistió en la imperativa necesidad de aplicar la ciencia al servicio de los productores y de todos los actores de la cadena productiva. El enfoque científico no sólo mejorará y protegerá los cultivos, sino que también potenciará la eficiencia y generará mayores beneficios para los trabajadores del campo.

 

Acotó que hasta el momento lo que se está viviendo es una descalificación sin fundamento en contra de herramientas tecnológicas como los herbicidas o plaguicidas que son utilizados por los productores rurales, tanto pequeños, medianos y grandes, como también es el caso de la desaparición de los programas de protección a los riesgos de mercado.

 

Agregó que “en Europa está por aprobarse la renovación por 10 años más el uso del glifosato en la producción agrícola, mientras que en México existe un decreto para su prohibición a partir del primero de abril del 2024”, lo que va a causar serios daños a la competitividad agrícola mexicana ya que los mercados son abiertos.

 

Refirió que el Gobierno no toma en cuenta que esta herramienta tecnológica es necesaria para la producción agrícola, especialmente para el maíz ya que según un estudio de la División de Ciencias Biológicas y de la Salud de la Universidad de Sonora, del total de organismos dañinos, la maleza representa el primer lugar.

 

Estas malas hierbas significan el 41.6 por ciento de las afectaciones, considerando las reducciones en los rendimientos y los costos de su control, el resto del total lo conforman otros organismos como plagas de insectos con el 28.1 por ciento enfermedades con el 27.1 por ciento y nematodos con el 3.2 por ciento.

 

Asimismo, en un estudio reciente del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) se asegura que, en zonas de Oaxaca, las malezas pueden reducir el rendimiento del maíz hasta en 63 por ciento en la región cálida y húmeda del Papaloapan; hasta en 65 por ciento en la región semiárida de Valles Centrales y hasta en 92 por ciento en región templada de la Mixteca.

 

Añadió, que actualmente existen propuestas para prohibir el uso de plaguicidas en México, lo que conduciría al fracaso de la producción agrícola en nuestro país y, por ende, afectaría la soberanía alimentaria, la cual sólo quedaría en papel, con un aumento de importaciones y en los precios de los productos alimenticios.

 

Sin un presente no habrá futuro para el pueblo del maíz

 

“El presente, el día a día del sector rural se encuentra más que amenazado por factores adversos como la sequía prolongada, el cambio climático con la migración de plagas, malezas y enfermedades, así como la implementación de políticas públicas que no aciertan a enfrentar los retos reales que se viven en el campo mexicano.

 

Así lo aseguró el presidente de la UMFFAAC, luego de señalar que de no cambiar este presente, el futuro del maíz en México no alcanzará a responder a las necesidades de alimentación ni de las industrias que lo utilizan en más de cinco mil productos, en alrededor de 60 sectores industriales como son el farmacéutico, bebidas, alimentos, construcción, maquillaje, etc.

 

México es considerado como el pueblo del maíz, tanto por la importancia cultural como por el porcentaje que ocupa en la alimentación de sus habitantes. No obstante, el país ocupa la séptima posición en la lista de naciones productoras a nivel mundial.

 

Estados Unidos está a la cabeza con 387 millones 749 mil toneladas; China, 280 millones, Brasil 129 millones; Unión Europea, 64 millones 300 mil toneladas, Argentina, 54 millones; India, 34 millones 300 mil toneladas; y México con 27 millones 400 mil toneladas.

 

Mencionó que no todo es la extensión del territorio, es la ciencia puesta al servicio del campo, Ucrania se espera que ocupe el lugar número ocho en producción de maíz en 2023 con una producción de 24 millones 500 mil toneladas, pero su territorio es de un tercio del territorio nacional mexicano.

 

Según la agencia index mundi, la producción de maíz de Ucrania tuvo un récord de producción antes de la intervención de Rusia y obtuvo 42 millones 126 mil toneladas de maíz en 2021, pero ellos tienen fertilizantes, tecnología, maquinaria y utilizan las herramientas tecnológicas de protección y cuidado de cultivos, es decir, ciencia.

 

En México parece que caminamos hacia atrás, aseguró el especialista en protección de cultivos, los productores están luchando contra malezas, plagas, enfermedades de cultivos, falta de rentabilidad, envejecimiento del campo, carencia de mano de obra y por si fuera poco, las determinaciones gubernamentales que desmantelan las instituciones y que se rigen por una ideología radical sin fundamentos científicos.

 

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