#Sexualidad
Las personas mueren y entonces el brillo de sus ojos se vuelve añoranza…
Dr. Juan Manuel Carvajal Blancas
Juanmanuel.carvajal@inperfecto.com.mx
Las personas mueren y se les extraña, se vuelven necesarios sus defectos, esa imperfección tan exquisita, tan hermosa y a la vez tan censurada por ser incómodamente desadaptada.
Las personas mueren y entonces el brillo de sus ojos se vuelve añoranza…
Se habla de sus talentos y virtudes,
Del noble corazón dado a raudales.
Las personas mueren y sus palabras, sus enseñanzas y anécdotas se vuelven necesarios,
Su vida es al partir, obra y leyenda;
Genio y figura; su risa es canto y sus arranques “el reflejo bravío de su carácter obstinado”.
Las personas mueren y no debió morirse, dicen sus deudos… “no ahora…serás ejemplo e inspiración para nosotros, serás un líder…”
Muere la gente y la pareja llora inconsolable, porque brilla ahora la bondad, la ternura y la inteligencia, ocultas siempre bajo el velo del reproche, del dolor ocasionado por la herida imaginaria del daño imaginario. Muere y con la pareja inerte quiere irse, arrojarse, mientras le contempla desconsolada, en su fúnebre caja.
Muere la gente y se exige un día, solo un día, una hora… o una escalera al cielo y la vida se vuelve insoportable.
Se recuerda entonces el esfuerzo, la valentía y el amor de la persona que se ha ido; los errores se vuelven pequeñeces; insignificancias que en nada opacan su heroísmo, ni su magia.
Las personas mueren y sus conocidos y parientes se sorprenden, se duelen y ponen gesto de incrédulos, de afligidos, de ridículos,
Atestando el sepelio de rosas, de nubes, de alcatraces…
“Fue una gran persona”, dicen entre lágrimas y gemidos.
Mueren las personas y queda el tétrico y frío espacio de su ausencia, sus detalles que se han ido con el deceso; su estúpida y fascinante manera de vivir que no cesa de doler con su partida.
Las personas mueren y a su desapego, a su egoísmo de ayer, le llaman ahora “alas”, pasión por la libertad, rebeldía y autenticidad; mueren y se extrañan sus vuelos, sus cielos, sus regresos.
Las personas mueren y con ello, sale lo mejor y lo peor de sus dolientes,
Porque se han dado cuenta que
Habiendo tenido tanto amor para compartir,
Sólo queda el tétrico vacío.
Evita perderte el ahora, tal vez un breve “al ratito lo hago”, sea ya demasiado tarde.