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La revolución de Matisse en los años 30 protagoniza una exposición en París

#Cultura
“Matisse. Cahiers d’art-El cambio de los años 30” sigue el camino del genial artista durante un periodo de crisis de inspiración en el que se tomó un descanso de la pintura para viajar rumbo a Tahití y Estados Unidos.

 

 

EFE

El Museo de la Orangerie de París vuelve la mirada hacia el pintor y escultor francés Henri Matisse (1869-1954), en una nueva exposición que, a través de la histórica revista gala Cahiers d’art, sigue la época de cambios que vivió el artista en la década de 1930.

En colaboración con el Museo de Arte de Filadelfia y el Museo Matisse de Niza, “Matisse. Cahiers d’art-El cambio de los años 30” sigue el camino del genial artista durante un periodo de crisis de inspiración en el que se tomó un descanso de la pintura para viajar rumbo a Tahití y Estados Unidos.

“Le fascinaron la transparencia de las lagunas, las algas, el reflejo de las hojas, la vegetación y los tahitianos, presentes en algunos de sus dibujos”, explicó a EFE la comisaria de la exposición, Cécile Debray.

La isla polinesia inspiraría a partir de 1935 algunas de sus obras, entre las que destacan las dos versiones de “Ventana a Tahití”.

Nada más terminar sus viajes, comenzaría uno de sus más reconocidos trabajos, el mural de “La Danza”, para la Fundación Barnes de Estados Unidos, un signo de su renovación artística para el que desarrolló un nuevo método de trabajo, completamente documentado por Cahiers d’art a través de los cientos de dibujos que hizo Matisse previos a su obra, muchos de ellos ahora expuestos en este recorrido.

Un encargo “muy importante” para un Matisse de ya 60 años, afirma Debray, que, en búsqueda de crear algo legible pero hierático, empieza a jugar con papel “gouache” (pintura aguada) sobre el que diseña las formas coloridas del mural y con las que establece su composición.

Además de esta nueva técnica, Matisse comenzó a fotografiar las diferentes etapas de su trabajo para mostrar “la juventud de su obra”, relata Debray.

“Lo que pudo quedarse escondido en el taller fue publicado por Cahiers d’art. Se estima que esta revista acompañó su camino intelectual y que casi estimuló la vuelta de Matisse a la escena de los vanguardistas”, reflexiona la comisaria.

Estas dos técnicas acompañaron al artista su producción de pintura en los años 30, entre las que Debray destaca el cuadro “Desnudo rosa”, de 1935, que ya utilizaba como modelo a su asistente, Lydia Delectorskaya.

EL DIÁLOGO CON PICASSO

La exposición aprovecha la leyenda de la rivalidad entre Picasso y Matisse, en parte propiciada por Cahiers d’art, y muestra en comparativa algunas de las obras de los dos genios de vanguardia.

“Sabemos que Matisse era gran admirador de la fuerza expresiva de los dibujos de Picasso e intentó acercarse a hacer lo mismo en los años 30. Picasso admiraba el trabajo de escultor de Matisse y vemos en las páginas de Cahiers d’art muy a menudo reproducciones de las obras de Matisse y Picasso que se ponen en relación”, explica Debray.

El diálogo entre ambos artistas se mostraba en la publicación francesa, pero existía fuera de la revista y ambos siguieron una trayectoria paralela, evalúa la comisaria.

Por su parte, Matisse acabaría el decenio con trabajos de desnudos o de figuras, en los que resaltaba la presencia del tipo de blusa rumana y las decoraciones interiores animadas y coloridas, muestra de pinturas que cierra la exposición parisina, abierta hasta el 29 de mayo de 2023.

A continuación, la exposición viajará a Niza, donde estará patente desde el 23 de junio al 24 de septiembre.

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