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La producción de petróleo fue el único punto positivo del sector industrial en el cuarto trimestre, con reducciones en manufactura, construcción y servicios públicos, indicó el instituto.
EFE
La economía de Brasil se contrajo el último trimestre por primera vez en más de un año, mostraron datos del gobierno el jueves, en una recesión que se espera complique el primer año del presidente Luiz Inácio Lula da Silva en el cargo.
La economía más grande de América Latina se contrajo un 0,22% en los últimos tres meses del año pasado, afectada por desplomes en la industria, de acuerdo con datos del instituto de estadísticas del país.
La producción de petróleo fue el único punto positivo del sector industrial en el cuarto trimestre, con reducciones en manufactura, construcción y servicios públicos, indicó el instituto.
“Es un escenario de reversión económica a finales del año pasado que tiende a continuar este año”, dijo Sérgio Vale, economista jefe de MB Associados, quien explicó que las altas tasas de interés impactan la economía.
El año pasado, Lula hizo campaña para erradicar la pobreza y lamentó el hecho de que el banco central haya mantenido su tasa de referencia en su nivel más alto desde 2016, 13,75%, más recientemente en la reunión sobre política monetaria del mes pasado. Miembros de su partido han instado a destituir al presidente del banco central pese a que la autoridad monetaria tiene independencia formal.
“Una recesión es la gran pesadilla de Lula”, dijo Thomas Traumann, analista político independiente, y agregó que el presidente ha comenzado a “presionar todos los botones a su alcance para tratar de mitigar los efectos de una retracción económica entre los pobres, su principal base electoral”.
Tales medidas incluyen un incremento del salario mínimo sobre la inflación, eximir de impuestos a trabajadores de bajos ingresos y planes para crear un programa para renegociar las deudas de los pobres, indicó Traumann.
El jueves, Lula presentó el relanzamiento de su programa de bienestar social, Bolsa Familia.
Atenderá a 21 millones de familias empobrecidas que recibirán un pago base mensual de 600 reales (115 dólares). Según las nuevas disposiciones, las familias obtendrán cantidades adicionales según el número de hijos y sus edades, así como una cantidad adicional para mujeres embarazadas.
“Bolsa Familia es tan solo una parte de lo que haremos”, dijo Lula a una multitud en Brasilia. “No prometemos que Bolsa Familia resolverá todos los problemas de la sociedad brasileña. Pero aunado a ella debe haber una política de crecimiento económico, de creación de empleo y de transferencia de ingresos”.
El programa había sido un distintivo de sus gobiernos anteriores y ayudó a decenas de millones de personas a salir de la pobreza. Fue rebautizado como Ayuda Brasil por el expresidente Jair Bolsonaro durante la pandemia de COVID-19.
Alberto Ramos, economista jefe para América Latina de Goldman Sachs, escribió en un comunicado enviado por email que prevé más vientos en contra para la economía de Brasil en la primera mitad de 2023, señalando altas tasas de interés, niveles elevados de deuda de las familias, una disminución en la creación de empleos y poca confianza de parte de empresas y consumidores.
El PIB se expandió un 2,9% en todo el año 2022, por debajo del repunte del 5% registrado en 2021 tras la recesión inducida por la pandemia del coronavirus, según el instituto de estadísticas.
Vale pronostica un crecimiento de sólo 1% este año, con la industria hundiéndose aún más y la agroindustria casi totalmente responsable de mantener el PIB en general en territorio positivo.
“El desafío que tenemos ahora es hacer que la economía retome el crecimiento”, sostuvo Lula en Brasilia.