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No es tu culpa

#Sexualidad
Del dolor a la resignificación de las experiencias vividas.

 

 

Dr. Juan Manuel Carvajal Blancas
Juanmanuel.carvajal@inperfecto.com.mx

Con frecuencia los seres humanos cargamos heridas emocionales que nos llevan a sentir culpa por las experiencias vividas en nuestra infancia. 

Cargamos culpas que pudieron ser por los problemas de pareja de nuestros padres,  por sus separaciones, por las pérdidas familiares, por las dificultades de nuestros hermanos, por los maltratos y abusos sexuales recibidos, por nuestros silencios, por las adicciones y actos de violencia en nuestro hogar, por los problemas de salud de nuestros familiares, por sus enfados y humillaciones.

Nos sentimos culpables por no cumplir las expectativas de quienes a cargo de nosotros estuvieron, por no tener las mejores calificaciones, por nuestra “inquietud y rebeldía”. Nos hicimos responsables de mantener el equilibrio y el orden familiar. 

Y así fuimos creciendo, cargando esas heridas con todas sus consecuencias que impactaron en nuestra vida adulta, haciéndonos desconfiados, herméticos, resentidos(as), repitiendo patrones de dolor y de violencia con nuestras parejas, con nuestros hijos, con las personas que convivimos.

A algunos nos ha llevado años de sanación y seguimos aún en el camino. Pudimos transformar el dolor en vocación. Otros tantos no tuvieron la misma fortuna y el dolor se  prolongó hasta etapas posteriores, dañando gravemente su vida y sus relaciones. 

Las heridas ocasionadas en nuestros vínculos con nuestra mamá y papá son muchas veces  inevitables, incluso habiendo hecho ellos las cosas, de la mejor forma que pudieron.  Nos dañaron algunas veces  sus acciones, descuidos, negligencia que desde sus propias heridas e inconsciencia nos provocaron. Otras tantas, las interpretaciones que hicimos de sus actitudes y de las situaciones vividas, incluso cuando procuraron ser amorosos, responsables y justos  en su papel.

 

No somos culpables, ni responsables del daño sufrido  en nuestra infancia, sin embargo, somos plenamente responsables, siendo ya adultos, de sanarnos para evitar lastimar a otras personas con nuestras propias heridas, para evitar vivir en la miseria del sufrimiento emocional,  repitiendo patrones de dolor y de violencia en nuestro vínculos. 

Recuerdo y cito las palabras de Jean Paul Sartre “Un Hombre es lo que hace, con lo que hicieron de él” y si bien es cierto que, no podemos elegir las experiencias que en nuestros años de infancia vivimos, ni la madre y el padre que tuvimos, podemos elegir ahora el destino que demos a esas experiencias. 

Puedes convertir en arte, en talento, en servicio o vocación esas heridas, o puedes vivir en el reclamo, el resentimiento y la conmiseración. Todo dependerá de la elección que hagas: trabajar en tu sanación que te lleve a hacer las cosas de forma diferente a como lo hicieron contigo,  o vivir culpando  a otros de lo que en tu vida adulta, es ya  responsabilidad tuya.

No cambiamos las acciones y experiencias vividas, cambiamos lo que hacemos con eso para hacerlo en el presente de forma diferente. 

Cuando te das cuenta que hay más que comprender que perdonar,  estás ya avanzando en tu sanación.

El acompañamiento psicoterapéutico te abre la posibilidad de sanar,  resignificar y evolucionar, para transformar tu dolor en amor propio, en servicio y vocación

Dr. Juan Manuel Carvajal Blancas 

Doctor en psicología y 

Psicoterapeuta Humanista 

Contacto: 951 226 29 13

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