#InPerfecciones
“El hombre ha nacido libre y por doquier se encuentra sujeto con cadenas.” -Jean Jacques Rousseau
Pablo Ricardo Rivera Tejeda / @PabloRiveraRT
pricardo.rivera@gmail.com
Los estruendos debieron haber sido fuertes. La locura conducida por aquel sublime instinto de supervivencia se respiraba en el aire. La Plaza de las Tres Culturas estaba bañada en sangre de inocentes que no habían hecho más que ejercer su derecho a la libertad de expresión.
En México conmemoramos el 2 de octubre como un día que no queremos repetir. Exaltamos la importancia de la libertad en la sociedad que vivimos y la defensa de los derechos humanos aun cuando haya individuos que quieran ignorarlos por mera conveniencia.
Es razonable pensar que con el paso del tiempo, y después de haber vivido acontecimientos que nos han marcado como sociedad, habremos aprendido qué es lo que debemos y no hacer. El tiempo por tanto toma un papel de maestro o herramienta en la evolución de nuestro entorno. Es válido pensar que no repetiremos las catástrofes del pasado y que buscaremos nuevas alternativas con lo que ha quedado grabado en nuestra memoria. Tristemente, no siempre es así.
Recientemente, la SEDENA sufrió un hackeo que dejó al descubierto varios secretos bien guardados de aquellos en el poder, pero sobre todo de su manejo en cuestiones sociales y políticas. Entre lo más famoso, nos enteramos de que AMLO está enfermo y no tiene una condición de salud estable. Pero, a pesar de que eso podría llegar a ser preocupante, hay algo que a mí me inquieta más; el espionaje y represión de las libertades.
A causa del anterior suceso, también se hizo público que la SEDENA había contratado un software de espionaje el cual habría afectado a periodistas, opositores y defensores de los derechos humanos.
¿Cuántas veces no hemos escuchado decir al Presidente que no es como los anteriores? Él ha negado categóricamente que su administración coaccione la libertad de terceros o utilice métodos de represión con la disidencia. Vaya, creo que podemos afirmar que se ha convertido en parte fundamental de sus discursos populistas.
La realidad no podría ser más distante. En su gobierno han muerto más periodistas que nunca. Las libertades en muchos casos se han visto afectadas y el número de inocentes que sufren sigue en aumento.
No tengo mucho que decir más que recalcar la hipocresía y vileza del presidente López Obrador. En su locura por mantener el poder, ha empleado medios que nunca hubiéramos imaginado. Para él, cualquier individuo que no piense de su misma manera, es enemigo del pueblo y traidor a la patria. ¡Vaya locura a la que ha llegado!
Seguir afirmando que el Presidente es una persona que respeta la opinión de los demás, o que permite el intercambio de ideas para dejar de lado al fanatismo reduccionista característico de los dictadores, es una mentira muy grande. No dejemos de luchar por la libertad, emprendamos acciones en favor de ésta y veamos lo cínico que aquellos enfermos por el poder pueden ser.