#Sexualidad
“He admirado aquellas mujeres que con su sabiduría siguen tejiendo constelaciones en el alma”
LORE OTÁLVARO
sexualidad@inperfecto.com.mx
A veces me pregunto si sigo siendo la mujer que vive al borde del mundo, o si tal vez la he olvidado, si quizás se ha quedado atrapada en las etiquetas y estereotipos que el patriarcado a creado para alejarme de las demás.
Salir a flote cuesta y, más cuando algunas creencias llevan la batuta.
Tratan de manera grotesca seguir poniendo el velo, le dan títulos como sumisión, hasta el punto de crear litigios con nuestros propios cuerpos.
He admirado aquellas mujeres que con su sabiduría siguen tejiendo constelaciones en el alma, vistiendo sentires de sororidad, animando a las más jóvenes a portar su armadura de conciencia.
A cubrirse de la persona secreta del corazón, a sentirse orgullosas de su linaje.
En Japón, suelen usar una palabra que en lo personal me encanta AMITERASU OMIKAMI el significado es bastante inspirador “la divinidad que trae toda luz y toda conciencia”.
Son las palabras exactas para describir a cada mujer que trabaja en su yo interno, que ama y cree en esa mujer salvaje, que han tratado de acallar pero que sigue ahí, algunas veces en cuclillas lista para salir y ser la mujer que siempre deseo ser.
Solo hasta el siglo XIX se nos dio la oportunidad de hacer público lo que escribimos y, desde aquel entonces cada mujer se esfuerza por hacer valer su sentir, sus pensamientos y cuanto ella es para sí misma…
Creer que se es fuerte en todo momento no es tan beneficioso, pues nada más agradable que sentir el miedo y saber que lo debes enfrentar, que te toca mirar alrededor y entonces alzar tu voz, tu mano y todo cuanto tengas para hacer valer lo que ya te pertenece, que llorar es de humanos, que sentir es de todos, pero que también te hace fuerte.
Cuestionar todo, ¿por qué no?
Pues por más de tres mil años nuestra historia ha sido censurada, reprimida y hasta quemada.
Ahora con este hermoso arte de las letras podemos llegar a muchas mentes y corazones que siguen adentrándose en la magia del saber ser.
En esa magia que se nos ha dado desde el nacimiento, de ser luz para el mundo, de tener el don de la curación, el milagro de vida, de ideas, de sentires y verlos de mil colores.
Ser mujer es la magia más encantadora que muchas hemos tomado en nuestras manos para aliviar corazones y, así permitir ser nosotras mismas, tan dóciles, bellas, tiernas, intuitivas, cíclicas igual que la luna y sabias.
Desatando los nudos que no nos han dejado ser.
Pero que ahora tomamos las partes de nosotras que fueron esparcidas y nos damos tiempo para unirlas, limpiarlas, mimarlas y entretejerlas para volvernos más fuertes, más humanas, más mujeres, más salvajes, más poderosas.
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