Sexualidad

VIOLENCIA ECONOMICA

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“La violencia económica está destinada a coaccionar la autonomía de una persona del grupo familiar, que cause o pudiera originar daño económico, o evadir obligaciones alimentarias.”

 

 

Ana Slhimovitch / @ACocodrilaMaquilladora profesional
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La violencia económica y patrimonial es la que se define como el limitar los ingresos socioeconómicos o desarrollo profesional de las personas, pero ejerciendo un poder sobre las víctimas.

Una característica principal de este tipo de violencia es cuando el hombre limita el acceso o controla el dinero propio hacia las mujeres. Un ejemplo común, es impedir que la pareja femenina ingrese a algún trabajo y reciba su propia paga.

La violencia económica tiene múltiples maneras de aplicarse a continuación se realiza una lista de señales a las que hay que estar alerta para descubrir si estás siendo víctima de este abuso o lo estás cometiendo.

-Prohibir a la pareja que trabaje.

-Sabotear su trabajo con acoso, celos sin fundamento o llegando o extremo como los golpes para impedir que acuda a su centro laboral.

-Controlar los gastos del otro.

-No permitir a la pareja tener cuentas bancarias o acceso a ellas.

-Excluir a la pareja sobre decisiones del gasto familiar o el patrimonio.

-Condicionar o limitar sus gastos y la cuota de manutención, en el caso de que exista un divorcio.

-Obligar a la pareja a formar parte de acciones fiscales fraudulentas.

-Dañar el historial crediticio del otro.

-Robar dinero, joyas, propiedades o la herencia.

-Hacer que la pareja trabaje en el negocio familiar sin una remuneración económica.

-Esconder cuentas bancarias, ingresos o propiedades a la pareja.

-Complicar o evitar el pago de pensión alimenticia.

 

La violencia económica está destinada a coaccionar la autonomía de una persona del grupo familiar, que cause o pudiera originar daño económico, o evadir obligaciones alimentarias. Al igual que las demás formas de violencia, su función es generar dependencia y temor, que ayudan a reforzar la primacía del varón jefe de familia, en un esquema de desigualdad de género que se prolonga gracias a la violencia.