#InPerfecciones
Algún sector periodístico y de la sociedad pusieron el grito en el cielo con la llegada de Santiago Ormeño: jugador nacido en la CDMX y seleccionado nacional por Perú, al Club Deportivo Guadalajara; bajo el amparo de evidenciar la ruptura de la tradición en la institución tapatía se esconden elementos peligrosos y ricos para el análisis.
Jorge García Vielma / @7Vielma7
jorge.garcia@inperfecto.com.mx
Los días pasan y mientras lo hacen van dejando historias que contar, algunas de éstas son relatadas o narradas diariamente en diferentes espacios y de distintas maneras, aunque claramente hay algunos acontecimientos que resaltan más que otros. Quién brinda la información decide que se comparte y que no, es por ello que hay sucesos que tienen un mayor alcance, existen una serie de intereses inmiscuidos en este intercambio. Lo anterior se hace presente cuando se está frente a un fenómeno noticioso emergente o en desarrollo, hay que irse con cautela a la hora de informarse.
Los encabezados son asaltados por titulares que roban la atención de cualquier persona, es por ello que se destinan grandes esfuerzos para lograr que los individuos se detengan un instante y atiendan lo que está frente a ellos. Dicho lo anterior, imagine que un día va por las calles de este país, y llega a usted esta noticia: “¡Un peruano a las Chivas!” Múltiples escenarios comienzan a generarse en la cabeza de cualquiera, desde la persona desinteresada al balompié que no le hace ninguna mella pero también existe el aficionado más recalcitrante y de inmediato emite su opinión descalificadora y sin fundamento, principalmente; sensaciones polarizadas que hacen a un lado los matices.
Estimado lector, si usted forma parte del grupo que no tiene ni idea por qué hay polémica con este tema, le explico brevemente: el Club Deportivo Guadalajara a lo largo de su historia ha hecho gala de solo jugar sus partidos con mexicanos, y en años recientes con mexicanas, una tradición tanto destacable pero proporcionalmente criticable; justo es aquí donde comenzó el debate si al fichar a Santiago Ormeño se echan por la borda años de historia, ¿será así? Rotundamente no, el ex jugador del Club León nació en la Ciudad de México, y bajo el amparo del artículo 30 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, Ormeño es mexicano y no peligra en ningún momento la tradición de las Chivas Rayadas del Guadalajara.
¿Por qué generar controversia? El Deporte suele presentar historias que dejan boquiabiertos a muchos pero también hay unas escenas donde ciertas situaciones complicadas de la vida suceden de manera ordinaria, por ejemplo el nacionalismo en su presentación de exacerbar a gran escala el producto nacional. El balompié es un claro ejemplo de la globalización por la que están atravesando las sociedades actuales, jugadores y jugadoras de múltiples nacionalidades están alrededor del mundo trabajando, y en muchos casos disfrutando lo que hacen. México no está ajeno a estos intercambios, aunque particularmente las Chivas no participan en esta interacción, es por ello que la llegada de un seleccionado nacional peruano llamó la atención de propios y extraños.
El martes de esta semana se terminaron los rumores y se oficializó completamente el arribo de Santiago Ormeño al “equipo más mexicano” o al menos así se autonombra el Deportivo Guadalajara en sus redes sociales; el mensaje de bienvenida sirvió para alimentar aquellos discursos vacíos argumentativamente pero ampliamente llenos de ignorancia. Las opiniones han escalado posiciones y cada vez las hay más variadas, por ejemplo ya se aceptó que Santiago Ormeño es mexicano como otras y otros 125 millones de personas, pero como eso no vende es preferible presentarlo como “el seleccionado peruano” que jugará en Chivas; diversas perspectivas de ver las cosas y afrontar la vida.
Acomplejados y prejuiciosos son los adjetivos que describen a la ola de comentarios que se generaron a partir del tema. Un jugador de futbol practicando su profesión, un club fichando a un nuevo elemento pero criticado al extremo porque a partir de la ignorancia se creía que estaba atentando contra su historia, y los medios de comunicación escandalizando a la sociedad sencillamente por el afán de mediatizar y comercializar con la situación. Así se resume una escena más de la cotidianidad en este país.
Rueda el balón, rueda la vida.