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APLAUSOS PARA EL CHARLATÁN

#InPerfecciones
“El éxito de la diatriba “lopezobradoriana” encuentra cobijo en el ánimo abyecto de alienados marchantes que aplauden la bisutería”.

 

 

Carlos Rosas Cancino / @CarlosRosas_C 
carlos.rc@inperfecto.com.mx

La creación de una realidad ficticia alrededor del Presidente López Obrador, representa la efímera cubierta del charlatán que se alimenta de la ingenuidad de sus feligreses; la superchería implementada como política de Gobierno ofrece placebos engañabobos que exaltan el sentimentalismo nacionalista hacia las obras insignia de la Cuarta Transformación, sin embargo, la naturaleza inacabada de los elefantes blancos que se nutre de una narrativa simplista, solo justifica la mediocridad que representa la Inauguración “simbólica” de la Refinería “Olmeca” en Dos Bocas en Tabasco, el sobre costo de la obra que oscila entre el 38% y el 50% del presupuesto original, reconocido por el Presidente y la falta de transparencia en la asignación de contratos, son el telón de fondo que acompaña a la enésima celebración de la victoria de López Obrador en el ejercicio electoral de 2018, momento que se recicla constantemente para mantener a flote la imagen victoriosa de un movimiento que exprime al máximo los momentos clave de su llegada al poder.

 

La propaganda orientada al encomio de la figura presidencial evoca el culto al Jefe del Ejecutivo experimentado en México durante el auge más recalcitrante del priismo que fue tan criticado por López Obrador y que en la actualidad no le significa molestia alguna cuando es agasajado por los zalameros advenedizos que se rinden ante el acomplejado que precisa le aplaudan cada que aparece en público para oficiar los ritos aderezados con las muletillas que muy solemnemente proclama como mensajes a la Nación; la repetición del discurso aunque se encuentre lleno de mentiras, si se repite muchas veces termina convirtiéndose en una verdad para los fanáticos, es decir, la añeja fórmula que tapa el sol con un dedo para los miopes.

 

Para el régimen “lopezobradorista” la entelequia representa la piedra angular de un discurso que minimiza los desaciertos en la toma de decisiones supeditadas al limitado criterio de un petulante manipulador de la opinión pública,  convenientemente López Obrador improvisa en la agenda pública discusiones polémicas sobrecargadas de antipatía hacia los sectores críticos a su régimen con los que no tiene el valor civil de confrontarse directamente para no estropear su imagen, categóricamente niega la escalada de violencia y descalifica a quienes la denuncian, estigmatiza, ignora y se jacta de todo lo que no le rinde pleitesía y pone en tela de juicio a su palabra y a sus otros datos, restringe el supuesto diálogo al que dice estar abierto a los lame suelas que hacen de bufones en sus soporíferas mañaneras.

 

La fórmula del charlatán radica en la potencia y eficacia de su perorata, el éxito de la diatriba “lopezobradoriana” encuentra cobijo en el ánimo abyecto de alienados marchantes que aplauden la bisutería y el circo que les recetan engañosamente como bienestar, después de todo, los estafadores se auxilian de artilugios que ofrecen como aeropuertos, refinerías, trenes, justicia, medicamentos o soberanía energética.

 

A pesar de resentir los afectos de las políticas que han socavado al poder adquisitivo, la seguridad, la salud, la educación y el precio de los combustibles, la resistencia a la autocrítica ha permeado de manera importante sobre todo en el sector de la opinión pública que se encuentra embelesado con la narrativa presidencial, precisamente por eso los charlatanes se enfocan en la potencia de su dicho para embaucar a los ingenuos desesperados que buscan la panacea de sus males entre los productos milagro, artículos de baja calidad que no han pasado por ningún control de calidad, sin embargo, ante la crítica que exhibe los desatinos del régimen, la descalificación se desborda con furia señalando que los que cuestionan ni son expertos ni tienen la suficiencia moral para opinar porque es el “pueblo sabio” el que ha decidido que los remedios mágicos y caseros solucionen los males heredados del pasado maldito, lo irónico, es que comparativamente se alude a una barda que quedó abandonada de la refinería de Tula que tuvo un costo exorbitante para presumir una refinería que produce exactamente lo mismo que una barda, o sea, nada y que también tiene un precio exorbitante.

 

Celebrar lo inconcluso se ha normalizado para el Presidente y su Cuarta Transformación, los paliativos discursivos parchan una realidad que pasará una onerosa factura que se barnizará con rancia ideología e invectiva para quienes se atrevan a no elevar los indispensables aplausos que exige el charlatán transformador.

 

#InPerfecto

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