Cultura

Ensayo: El ocio es la madre de todos los vicios y como a toda madre, hay que respetarla

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“El ocio y el aburrimiento serían como el platino, un material raro y con más valor que el propio oro.”

 

 

Luis Ricardo Sandoval / @LuisRSandoval5
luizandcar18@gmail.com  

Nos llenamos de actividades, que si el fútbol, la natación, que si ver a los amigos y tomarnos unas copas, ver la televisión, etc. Un sinnúmero de actividades que se consideran estándares porque estar aburrido es un tema tabú. Si estás aburrido, es porque no estás haciendo nada. No eres una persona productiva si no haces nada. Es una visión muy cerrada, muy limitada.

En realidad, si no haces nada, estás haciendo algo: encontrarte contigo mismo. Es un derecho estar aburrido, es un derecho decir que no te interesa equis o ye actividad. El tabú de la sociedad hacia los que no hacen nada viene de muchos siglos atrás. Originalmente era porque si no trabajabas, no comías. Y, gracias a esa frase, es que actualmente se considera y es mal visto cuando alguien no sale de su casa. Claro, ahora estamos en una pandemia mundial, vale aclarar, aunque las restricciones se hayan relajado un poco, van en aumento los casos del “bicho”, como yo con cariño le llamo”, en México y en el mundo en las últimas semanas. 

Hay opiniones a favor y en contra de que si estar confinados ayuda o no. Si estar encerrados por tanto tiempo, como si estuviéramos en prisión, pero con la libertad de salir de casa, por asuntos necesarios, como la comida y otras compras. Este es un tiempo para reencontrarnos en lo que queremos, en nosotros mismos. 

Uno que si ha estado encerrado en los últimos años, no lo resiente tanto como aquellos que salían cada fin de semana y se reunían con sus seres cercanos a pasar el rato. Esta nueva normalidad, como se le ha llamado, cambió muchas cosas, entre ellas, el derecho a estar aburrido. Si estás en casa y quieres salir, pero no puedes (o no te dejan), estar con uno mismo es de las cosas más aterradoras que hay. Nadie está acostumbrado a ello. 

Pero ¿por qué conocerse a uno da miedo?, porque no hablamos con nosotros mismos. Decimos que nos gustan varias cosas, cuando en realidad, la sociedad cercana nos lleva a que esas cosas nos gusten. Además, cuando vemos las cosas con calma, con tranquilidad, ayudan a nuestro desarrollo espiritual. 

Mucho se dice que este tiempo hay que aprovecharlo, no hacer reuniones multitudinarias porque si lo hacemos, corremos el riesgo de enfermarnos. Tengo conocidos, amigos de la universidad y familiares que se han enfermado. Algunos de ellos siguen como si nada, otros, los dejó con un poco más de consciencia sobre sí mismos. Incluso yo, estuve a punto de enfermarme. ¿Qué evitó eso?, supongo que conocerme a mí mismo. También ayudó los momentos de ocio y sobretodo aquellos que siempre me decían pero yo si trabajo y simplemente, les sonreía para darles por su lado. Vale aclarar que yo hacía home office antes de que “se pusiera de moda”.

Ahora, también me he enterado que muchas de esas personas que me decían pero yo si trabajo, están viviendo lo que uno pasó. Escarmientan lo que yo he pasado y aunque hay una parte de mi ser, mi ego, que me dice que bueno, se lo merecían, la otra parte se preocupa de que en verdad, sigan trabajando. 

Sí, he repetido mucho y eso puede ser cansado. Pero este texto sirve para conocerme mejor. Pero, esa misma frase, que me repetían como un mantra, siempre me hacía molestar pero cuando el enojo pasaba siempre me quedaba con esa sensación de sentir lástima por el otro, porque no tenía ningún interés en conocerse a sí mismo. Créanme, sentir lástima por alguien más, suele no ser bien visto, pero esa persona nunca lo supo y no creo que lo haga. 

Está demasiado tiempo ocupado como para ponerse a leer, como para tomar cinco minutos de su agenda y leer estos párrafos. Aunque si lo llega a hacer, solo será una pérdida de tiempo (para mí), porque no va a comprender, en realidad, el mensaje al que trato de llegar.

Yo estoy trabajando, no de la manera tradicional, que es salir a un lugar, un edificio y estar ahí de ocho a seis de la tarde, pasar dos o tres horas en el tráfico, regresar a casa, con un gran cansancio y todavía ver a nuestra pareja o a nuestros hijos para que al día siguiente repetir lo mismo. No tienen tiempo de ocio y toda su vida se la pasan en los trabajos y los domingos, como es el séptimo día de la semana y hay que descansar, se ocupa en salir con la familia, en mantenerlos con una ocupación, porque como dice otro dicho: el ocio es la madre de todos los vicios. Yo le agrego: y como a todas las madres, hay que respetarlas.

Solo que sin ese ocio, no hubieran existido los filósofos, los científicos, los demás trabajadores; no existiríamos nosotros como sociedad. Fue gracias a personas que estaban aburridas, que tuvieron un instante de conocerse mejor, para hacer de este mundo lo que conocemos hoy. Que si la crisis del agua en Monterrey es, como dice el meme, culpa de la falta de lluvias y no de un sistema que ha echado la culpa a las personas de a pie sobre su sobreexplotación o las fans del k-pop que se enojan o hacen vítores cuando uno de sus cantantes se tiñe el pelo (gracias Twitter por esta información más innecesaria que veo en tus hashtags) o los del PRIANRD que atacan a un sistema que dicen estar mal y que, sin una solución real, usan mentiras y fake news mal hechas.

El tiempo es oro, dicen por ahí también. No estés de huevón y ponte a hacer algo porque yo sí trabajo. Pues, para mí, el ocio y el aburrimiento serían como el platino, un material raro y con más valor que el propio oro. Es una lucha de un individuo contra la sociedad tradicionalista (aunque se dicten de estar más abiertos). La persona, tiene todo el derecho a no pensar en nada, a no hacer nada. 

Es muy válido, pero sobretodo es necesario para nuestra salud mental. Más ahora, que todo tiene que ser para ayer, las relaciones no duran porque, justamente, el impulso, las ganas de comerse al mundo a bocados, en lugar de darse un tiempo, los convierte en no comprometerse a nada. Justamente, recuerdo a una exnovia, quien siempre me impulsaba, me animaba a ir a su velocidad. Ella, hasta los últimos momentos en que hablé con ella, después de nuestra separación, sigue estando igual. No quiere perder el tiempo porque solo se vive una vez. Era su frase de cajón. 

Ser rápidos en todo nos ha llevado a una insatisfacción, a querer más, porque el motivo es que no sabemos cómo estar con nosotros mismos. Ese temor a que si no estamos con la mente concentrada al cien por ciento en alguna tarea, es, como mencioné hace rato y a pesar de la repetición, una pérdida de tiempo.

Alejamos oportunidades que nos pueden traer paz, aunque no sea de manera definitiva. ¿Cuántos de ustedes le siguen leyendo a sus hijos (de ambos géneros), a sus esposas o esposos?, creemos que porque ya son grandes no necesitan de nuestra guía. Si alguna vez retoman eso, no importa la edad que tengan, la mentalidad cambiaría rápidamente, aunque suene irónico. Una o dos generaciones serían, además de ociosos, los que se toman su tiempo para prever los problemas y llegar a una solución óptima y no solo correr en desbandada a Twitter o cualquier otra red social a quejarse porque no le hacemos caso a un cantante sudcoreano que se tiñó el pelo de rubio oxigenado o “porque López sigue siendo un peligro para México”. 

Considero que se desarrollarían mejor las ciencias, las artes, el humanismo. Las matemáticas aún serían del disgusto de la mayoría, pero no tanto como sucede ahora. Por supuesto, aún habría conflictos, eso que ni qué, porque la naturaleza humana es rebelde y habría aquellas personas que estarían en contra de la sociedad pensante y calmada, por considerarlos que pierden el tiempo. Pero eso solo se queda en una utopía y si me disculpan, tengo que ir a trabajar esta tarde en una tienda de autoservicio de dos de la tarde a diez y media de la noche.

¡Hasta la próxima!

 

#InPerfecto