#Cultura
“(Japón) Es una de las sociedades que combina su historia y mitos con la tecnología”
Ricardo Sandoval / @LuisRSandoval5
luizandcar18@gmail.com
Mishima Yukio (1925-1970), uno de los mayores exponentes de la literatura japonesa contemporánea, ha sido objeto de culto y un misticismo único que no se puede comparar con nada en el mundo. Genios como los de Mishima-sensei, seudónimo con el que es más conocido, no se dan tan fácilmente, mucho menos que esa astucia y talento decida desarrollarse en la escritura.
En los últimos años hay un acercamiento hacia la cultura japonesa, siendo el anime y el manga una de las maneras en que las personas extranjeras pueden acercarse a esa misteriosa cultura. Es una de las sociedades que combina su historia y mitos con la tecnología. Cabe recordar que cuando menciono la palabra “mito” se refiere a las historias de origen de una sociedad determinada, solo que se ha cambiado un poco su significado al asociarla con la palabra “mentira”.
Pero lo que no es un engaño es la misma genialidad y extravagancia de Mishima-sensei. Oponiéndose desde el principio de su vida a las enseñanzas austeras y conservadoras de la época. Donde el honor como persona y orgulloso miembro de la familia, los aspectos sociales son muy importantes para los japoneses. Mishima Yukio, cuyo nombre real es Hiraoka Kimitake, irónicamente se oponía a la occidentalización de su país, ya que creyó que dicho pensamiento arrebataba la parte tradicional del Japón.
Aunado al hecho de haber sufrido mucho durante su época temprana de la escuela, donde uno de sus profesores constantemente lo acosaba al considerarlo afeminado y supuestamente nada hábil en las materias como matemáticas e historia, le forjó a Mishima un sentimiento de que todo lo que hiciera no era suficiente para cumplir con las expectativas. Todos hemos tenido algún profesor (cuando digo profesor, me refiero a la profesión, no al género de la persona que se dedica a enseñar a los estudiantes) como le ocurrió al propio Mishima.
Aparte del acoso escolar que vivía, en su casa, su padre le prohibió escribir y cualquier contacto con la literatura. Su padre era un asiduo estudioso del nacionalsocialismo alemán.
Ocultando su gusto por la literatura, leyó incesante la literatura japonesa de la época y a escritores internacionales como Oscar Wilde y al novelista austriaco Ranier María Rilke, uno de los exponentes más importantes en el idioma alemán. Como escritor, Mishima se destacó como novelista, dramaturgo, poeta, ensayista y crítico literario.
Fue nominado en diversas ocasiones al Premio Nobel de Literatura, no ganando en ninguna ocasión. Se ha llegado a rumorear que debido a esta situación se le juntó con su complejo de inferioridad lo que lo llevó a su muerte ritual en 1970.
Solo que antes de hablar de ese acontecimiento, cabe mencionar que su maestro, aquel quien lo presentó a los círculos literarios de Tokio fue Kawabata Yasunari. Autor de obras como País de nieve, El maestro de Go y La bailarina de Izu, fue a su vez el mentor de Mishima. En diversas entrevistas, Kawabata mencionó sobre Mishima que es “la esperanza japoneza de los años cincuenta”. Aunque no estaban exentos de conflictos entre ambos, Kawabata presidió la incómoda boda de Mishima, en una especie de discusiones tipo Romeo y Julieta. Aunque para 1972, Kawabata se quitó la vida a los 72 años de edad, dos años antes estuvo presente en el funeral del propio Mishima.
Dato curioso es que a los 24 años de edad, Mishima Yukio ya había sido olvidado. Hay muchos factores, tanto reales como imaginarios para que algo así suceda y uno de esos motivos pudiera ser que al tener un don natural que se desarrolló desde su infancia, terminó por perder el interés en lo que hacía. Al caer en esa monotonía fue que Mishima-sensei buscaba más emociones en su vida: desde aventarse en paracaídas, hacer obras kabuki, que es una obra de teatro tradicional del país del Sol naciente, cuya una de sus características es la de que los actores usan maquillaje muy estilizado.
Retomando las actividades que Mishima sensei hizo para sentirse vivo: ser campeón de esgrima, actúa en obras de ballet, dirigir una orquesta sinfónica, retar a debate a más de tres mil estudiantes universitarios radicales, intenta enlistarse en el ejército japonés y tener una muerte honorable durante la Segunda Guerra Mundial, pero por una pequeña fiebre no es aceptado. Aunado a ese fracaso es que forma su propio ejército revolucionario. Vive la vida al límite sabiéndose que es el centro cultural y literario de Japón, muy por encima de su maestro Kawabata.
Incluso, ganar el Premio Nobel de Literatura en 1968 fue otro de sus mayores fracasos. El comité del Premio estuvo deliberando entre los últimos dos candidatos: el joven, arrogante e impredecible Mishima Yukio o el maestro, un poco más compuesto y anciano de Kawabata Yasunari. Los círculos culturales del país estaban convencidos en que Mishima lo ganaría fácilmente. Solo que el jurado se fue a lo que entonces se consideraba como algo simplista: la traducción.
Al traducir un texto se debe de tener en consideración no solo las palabras, sino las ideas y sentimientos principales del autor. Fue este motivo el que se terminaron inclinando a un Kawabata en lugar de con Mishima.
Referente a la traducción, hay que hacer un ligero desvío. Ya se mencionó que las ideas y sentimientos del autor se deben de traducir a otro idioma. Uno de los más prominentes traductores latinoamericanos, Jorge Luis Borges, en su ensayo Los traductores de las 1001 noches hace mención que hay diferentes versiones del mítico libro, desde las versiones más austeras, mal traducidas pero disfrutables, aunque quiten partes importantes de los cuentos, cambien palabras por interpretaciones vacías o incluso occidentalizar algo que se desarrolla en medio oriente.
Quien tenga el placer de leer japonés puede sin lugar a dudas disfrutar de los textos originales de dos de los escritores que se han mencionado a lo largo del etxto. Su traducción al español es lo mas cercano que hay, además de hacerlo de manera que no se pierde la esencia. Además de tener la duda sobre si Confesiones de una máscara es una autobiografía o una novela tradicional. Claro, una autobiografía, siendo la primera de ellas a los veintitrés años, es sumamente arrogante.
De vuelta a Mishima Yukio, incluso su muerte está llena de misticismo y extravagancia. Al no tener ese sacrificio durante la guerra, buscó una manera en cómo morir. Así, ocurrió en 1970, cuando entró a un campo militar lleno de soldados y generales del Estado Mayor ilusionados por conocer a su héroe, secuestró al jefe del ejército japonés dentro de una oficina, lo atan, llaman a mil elementos a las afueras de dicha oficina. Crearon el escenario perfecto para que Mishima terminara cometiendo el llamado seppuku, abriéndose el estómago ante los ojos atónitos del horrorizado público, pero no había terminado el show aú, ya que un miembro de su ejército privado (de Mishima) decapitó al prominente autor japonés. Minutos después, los acompañantes de Mishima sensei hicieron lo mismo.
Ese fue el fin de uno de los autores más grandes y hasta entonces olvidado, no solo de Japón, sino de todo el mundo. Finalmente había cumplido su sueño de tener una muerte honrosa.
¡Hasta la próxima!