#InPerfecciones
“Efectivamente hay que mostrarle a esos que “antes se sentían dueños del país” que los dueños del país son esos grupos del crimen súper organizado”
Carlos Rosas Cancino / @CarlosRosas_C
carlos.rc@inperfecto.com.mx
Cuando el Presidente López Obrador apuntó categóricamente que durante su administración se terminarían las masacres y la inseguridad, ocurrió algo más profundo que las sonoras carcajadas de los incrédulos y de los integrantes del crimen organizado en México, en automático, su estatus de Ciudadano Presidente cambió al de un esclavo de sus palabras, irónicamente la esperanza pasó de ser una expectativa a un reloj de arena, el “slogan” “Abrazos, no balazos” adquirió la categoría de estrategia, una estrategia fundamentada en la persuasión bien intencionada de conminar a todas las organizaciones criminales a deponer las armas y la violencia para construir un país nuevo, “todo por la razón, nada por la fuerza”, atender las causas de la violencia, como la pobreza, la marginación y la desigualdad tiene una sola virtud, la virtud de escucharse muy bien en los discursos, porque en los números, la pobreza, la marginación y la desigualdad tienen otros datos, de modo que el fracaso de una táctica apoyada solo en la teoría moral de un simple llamado a “portarse bien” es el indicativo perfecto para señalar que la estrategia nació muerta.
Y nació muerta porque las palabras de un esclavo de la demagogia no pueden ofrecer otra cosa que promesas; pero el esclavo a pesar de todo busca siempre una salida, un salvoconducto que lo libere de ese despreciable estatus, la negación y el traslado de las responsabilidades son el primer síntoma que presenta el atormentado político, sobrevivir al desastre se convierte en la prioridad, salvaguardar la imagen resulta vital cuando la subsistencia de un movimiento se encuentra en juego, escatimar en postulados sería la ruina para una doctrina que encontró en la “superioridad moral” su mejor artificio para seducir simpatizantes, a los que exige como cuota actuar en menoscabo de su dignidad para justificar un comportamiento errático, incompetente y visceral; efectivamente la victoria en las urnas de un esclavo del discurso, se basa en la manipulación de las necesidades, se basa en la manipulación de la ignorancia, esa base que se contenta con recibir una miseria y que aplaude el pírrico servicio de salud, educación y seguridad porque es el fruto podrido que nos heredaron los gobiernos neoliberales y como las promesas gozan de no tener caducidad siempre y cuando se alimenten y engorden con argumentos autocomplacientes, lo único que hay que hacer es aguantar.
Aguantar que la corrupción se transforme y tilde de virtuosismo, aguantar que se niegue la pobreza, aguantar que los enfermos no tengan tratamientos, aguantar que los niños dejen de tener alimentos en las escuelas, aguantar que diez o más mujeres sean asesinadas diariamente, aguantar que los periodistas sean amenazados y asesinados, aguantar a la runfla de psicóticos corruptos que se ostentan como legisladores, aguantar el estado de sitio en el que se encuentra la población civil con motivo de la escalada de violencia, en fin, aguantar, aguantar a un maestro administrador de conflictos, claro, antes los Presidentes eran administradores del poder capitalista y su apéndice el neoliberalismo, pero ahora podemos presumir de tener en el máximo puesto político del país a un “mayordomo” del crimen organizado, un supervisor de que el estado de violencia se perpetúe y muestre todo el poder del que es capaz porque efectivamente hay que mostrarle a esos que “antes se sentían dueños del país” que los dueños del país son esos grupos del crimen súper organizado a los que el Presidente dice que también son parte del pueblo y como el pueblo es el que manda, está de más señalar nuevamente quién es el que manda en México, lo único que queda muy claro es que no es el Gobierno Federal.
Por eso es que el Presidente no deja de acudir a la violencia desde el pedestal mañanero, dicen que las costumbres se hacen leyes y el costumbrismo de ver a la violencia como una manifestación que puede negarse y ocultarse, esa violencia a la que se le puede cambiar de nombre para que se le deje de ver como algo negativo para algunos estados del país; es una lástima que el mote del cártel del bienestar lo tenga registrado el mayordomo del crimen organizado como su máxima aportación a la política nacional, pero a este paso en un futuro podremos asistir a un referéndum para renombrar de una manera más gentil a todos los cárteles del país, esa parece ser la estrategia seleccionada para atender las causas de la violencia y como la violencia es muy popular no hay mejor excusa para llevar a cabo una soberana encuesta que nos permita atisbar que de lo que se trata es de coronar al rey del carnaval de la violencia.
Si bien, antaño las políticas transexenales gozaban de una continuidad garantizada, esta práctica no ha dejado de tener vigencia, llevamos tres años de una política del terror que cumple a cabalidad con lo pactado cuando la 4T asumió el poder, las masacres, los desaparecidos, los levantones y las extorsiones gozan de una vigencia extraordinaria, además se han convertido en un mecanismo muy eficiente que apoya al Presidente cuando necesita salirse por la tangente de temas que lastiman profundamente su imagen aunque nunca responda ni esté dispuesto a solucionar el tema de la inseguridad, no sería políticamente correcto que un empleado del crimen organizado se subordinara atacando a sus patrones enviando contingentes militares o de la Guardia Nacional, es preferible convertir a los militares en albañiles y empresarios administradores de los aeropuertos, trenes y empresas paraestatales para que desquiten el sueldo y de paso protejan los intereses del los “empresarios del pueblo” encarnados por los cárteles y a la Guardia Nacional pos es mejor mantenerla ocupada protegiendo nuestra frontera sur por si acaso a los migrantes se les ocurre venir a invadirnos.
Desafortunadamente la violencia no va a terminar, seguiremos viendo como sus efectos mantienen en estado de shock a la población civil, propios y extraños, simpatizantes y opositores se encuentran pagando las cuotas indirectas que el crimen organizado cobra por vivir en el portento ficticio que representa el estado del bienestar; lo bueno es que somos bien aguantadores y si ya aguantamos durante mucho tiempo a todos los políticos corruptos y sus familias, que más da aguantar a otros corruptos embaucadores, pero eso si bien transformadores.