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Juan Eulogio Guerra Aguiluz, elogio de poeta sinaloense

#Cultura
“Su obra literaria, compuesta principalmente de ensayos y poemas, siempre buscó el lado humano”

 

 

Ricardo Sandoval / @LuisRSandoval5
luizandcar18@gmail.com 

 

Para empezar este texto semanal, me gustaría dejar de lado al Poeta de la Mansión del Bienestar para concentrarme en otro poeta y ensayista menos conocido por sus supuestas mansiones rentadas en Estados Unidos. Este poeta de origen sinaloense fue un apasionado estudiante, luchador social, maestro universitario y abogado. Como profesor universitario daba cátedra en la entonces llamada Universidad de Sinaloa, colegio donde egresó, de las materias de Lógica, Ética, Filosofía, Sociología, Introducción al Estudio del Derecho, Garantías Individuales y Amparo, Filosofía del Derecho y Derecho Penal.

 

Juan Eulogio Guerra Aguiluz era el nombre de esta persona, nacido en Mazatlán, Sinaloa el 8 de marzo de 1930. Sí, ese mismo 8 de marzo. Poeta ganador de un premio otorgado por la radiodifusora XAP de Ciudad Obregón, Sonora, a la temprana edad de cuatro años, fueron sus inicios en dicho mundo. Dicho concurso era de poesía para honrar a las mamás. Ahora, un premio lleva el nombre de tan magnifico representante y luchador social en el occidente del país mexicano.

 

Su trabajo por la defensa de los necesitados, usando la abogacía, en el estricto sentido de la palabra. Al proteger a los individuos, fue asiduo estudioso del amparo, recurso que ahora usamos a diestra y siniestra ante cualquier acto que consideremos que afecte nuestras garantías individuales. 

 

Juan Eulogio Guerra Aguiluz fue también un importante periodista. Sus colaboraciones en diarios como El Diario del Yaqui, La voz de Sinaloa, El Diario de Culiacán, El Sol de Sinaloa, fueron clave para que sus escritos llegaran a toda la gente.

 

Su obra literaria, compuesta principalmente de ensayos y poemas, siempre buscó el lado humano. Esto se nota en su propio trabajo como abogado. A su vez, dichos escritos que hizo a lo largo de su vida, nos cuentan toda su historia, desde que era un niño, pasando por su etapa universitaria, las clases que daba, tanto en la defensa de los necesitados, como las madres de las personas desaparecidas durante la década de 1970 en México a las magistrales clases que dio en la Ahora llamada Universidad Autónoma de Sinaloa. Aquella “maravillosa” época donde la guerrilla luchaba a favor del socialismo contra el capitalismo naciente. 

Cabe resaltar que durante la década de 1970, en México, la influencia extranjera se dejaba ver con la música, las películas, incluso, reflejada con la película Los Caifanes, donde se mostraba la diferencia de la alta sociedad con el pueblo, lo que incomodó a muchas personas. Los movimientos sociales como los grupos de ferrocarrileros, los petroleros, telegrafistas, que exigían un salario justo, fueron apoyados por los estudiantes, muchos de ellos traían ideas marxistas producto de los libros y la educación universitaria.

En su propio movimiento social, los estudiantes universitarios buscaban, entre otras cosas que se eliminara el entonces artículo 145 del Código Penal Federal, la que mencionaba la libertad de presos políticos, la indemnización para las familias de víctimas del Estado, la destitución del Jefe de la Policía, etc.

Por su parte, el gobierno tenía mano de hierro y esto se vio reflejado principalmente con el mandato de Gustavo Díaz Ordaz (1964-1970) y Luis Echeverría Álvarez (1970-1976). Ya que el Estado era incapaz de tener un diálogo abierto con las masas protestantes, fue el detonante para que grupos armados, como la Liga Comunista 23 de septiembre aparecieran. 

A causa de esto, la imagen pública, no solo nacional sino internacional se dejó ver. Ya que la visión del famoso “milagro mexicano” de las décadas anteriores desapareció, de manera oficial, con ese acto del 2 de octubre de 1968 y se confirmó la violencia con el halconazo el 10 de junio de 1971

 

En relación con los grupos comunistas, estos buscaban que el país fuera gobernado por el pueblo para el pueblo, haciendo clara referencia a ideas marxistas donde el burgués es el “malo” y se apropia de las ganancias para un beneficio personal y no social. Debido a que la Guerra Fría estaba en su apogeo, se llegó a considerar esta lucha ideológica entre el capitalismo contra el comunismo como un asunto muy serio. Ahora veo porque dicen que el gobierno en turno le dicen eso en medio de un discurso sin nada de retórica.

La Universidad era considerada una fábrica de pensamientos. Se educaba tanto en la teoría marxista, que como se mencionó con anterioridad como en el arte de la guerrilla en contra del capitalismo y el Estado. Al ser consideradas las universidades como fábricas, inevitablemente la educación se convertiría en una mercancía. Los medios de comunicación a su vez, consideraban a la propia universidad como una fábrica pero de rebeldes y matones viciosos.

Finalmente, el lenguaje utilizado para enseñar el pensamiento marxista era de muy difícil comprensión, incluso para los propios miembros de las facciones rebeldes. Esto dificultaba un poco la lucha guerrillera, ya que se creaban vacíos de información o incluso, desinformación. También eran apoyadas las versiones a medias de periódicos y programas de televisión noticiosos donde infundían el miedo y tergiversaban las palabras de los grupos rebeldes, omitiendo las miles de desapariciones forzadas a personas de la sociedad de a pie de aquel entonces que solo quería una mejoría en su vida. 

Como se mencionó con anterioridad, uno de los ataques del Estado fue la guerra sucia en los medios de comunicación. Desde poner en primera plana asaltos bancarios en Monterrey o Guadalajara a dar a conocer y denunciar a posibles responsables de dichos actos. Por ejemplo, el Diario de Culiacán llegó a mencionar en una de sus notas del 21 de enero de 1972: “La policía descubrió el cuartel de los asaltantes bancarios en donde tenían una fábrica de “bombas molotov”, polígono de tiro al blanco para entrenarse en el uso de las ametralladoras y otras armas, así como una gran cantidad de parque. Para mañana rendirán su declaración preparatoria para responder a los cargos  de homicidio, asalto a mano armada, asociación delictuosa y otros delitos.”.

Debido a las acciones de los grupos rebeldes y a las notas inclinadas a la tendencia al uso de la violencia “sin sentido”, fue que el Estado Mexicano decretó el fin de las “pandillas”. De esta manera el Estado oficializaba y legalizaba su guerra; en cierta medida me recuerda a la supuesta guerra contra el crimen organizado, decretado por Felipe Calderón, por allá del 2006. En un enfrentamiento murieron N cantidad de asaltabancos o secuestradores. En cambio, si un policía moría en dicho enfrentamiento, se le consideraba como un héroe caído. Insisto, me trae recuerdos de ese sexenio 2006-2012.

Hay que recordar que eso pasó en México durante la década de 1970, época donde Juan Eulogio Guerra Aguiluz fue de los principales participantes en apoyar al pueblo buscando justicia dentro de la legalidad. Dicha época, por más que la oposición al gobierno en turno quieran decir que es igual, la realidad es muy distinta. En ese entonces sí había represión, ya fuera que te alinearas a lo que exigían los gobiernos de Díaz Ordaz y de Luis Echeverría u ocurría lo que se comentó en párrafos anteriores.

Regresando a Juan Eulogio Guerra Aguiluz, hay un libro, editado por la propia Universidad Autónoma de Sinaloa donde recopila los mejores poemas y ensayos de este distinguido autor sinaloense. Uno de sus escritos más famosos es: 1981: año poeticida. Este fue dedicado a tres de sus más íntimos amigos, poetas y que trabajaron en la Universidad de Sinaloa: Rafael Carlos Chaskinty Quintanilla, Enrique Romero Jiménez y Solón Zabre. Dicho escrito que combina la poesía con el ensayo, pareciera ser una especie de adelanto a su propio fallecimiento, ocurrido el 18 de mayo de 1982. Para el 2010, la Universidad Autónoma de Sinaloa publicó su volumen titulado Ser y Estar. En dicha publicación, se reúnen dos libros que Juan Eulogio Guerra Aguiluz escribió: Postales poéticas del viejo Culiacán (1980) y Vasos comunicantes (póstumo, 1993).

 

Siempre será recordado por sus poemas y ensayos, pero también por haber sido defensor de la Tribu Yaqui, el H. Cuerpo de Bomberos de Ciudad Obregón, la Central Campesina Independiente del Sur de Sonora, entre muchas otras defensas legales.

 

¡Hasta la próxima!

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