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Mientras Atenea lograba una anotación,
la difunta el juego del beis,
disfrutaba coreando con gran ovación.
Redacción InPerfecto / @InPerfectoMx
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Cuando de viaje se trata
la vieja difunta sabe a quien contrata,
pero en uno de sus viajes
a Atenea se encontraba.
Iban en un camión las dos muy sentadas,
compartiendo asiento sin saber de quien se trata.
Atenea riendo, exclamó muy de prisa:
“Señora disculpe, ¿usted para donde pisa?”.
La difunta agachada saco sus pepitas:
“Voy a Comala, a aprender de máscaras
pues emprendedores son los que me marcan”.
“¿En serio señora? me encanta su idea,
yo no la conozco, pero le recomendaría
que escriba de pronto de lo que pase en su visita,
esté es mi correo, yo tengo un programa,
que habla de emprendimiento, turismo y sustentabilidad
y quisiera que hablará de todo lo que usted ama”.
La calaca aún anónima comía pepitas,
“te conozco niña, y tu programa me gusta,
por eso yo vine y veo que no te asusta,
que sea la Muerte que anda de turista”.
Edna aterrada, sofocando un grito,
pregunto a la difunta que cual era el rito,
si quería su vida o porqué la visita,
de aquel esqueleto con quien no tenía cita.
“Tranquila mi niña, me encanta tu risa,
no vengo a llevarte aún no es tu hora,
aún no es tu hora y no tengo prisa,
pero esas máscaras yo me las llevo todas”.
Atenea un respiro la relajó,
y entonces muy pronto ella insitió,
en que una cápsula de sus viajes,
en sus programa hiciera, le invitó.
La calaca honesta, le dijo que no,
porque no tenía el tiempo para grabar,
prefiero irte a ver jugar y anotar,
para luego irnos a charlar.
Nunca más se vieron,
o por lo menos eso es lo que Atenea pensó,
pero la Catrina a su juego asistió,
celebrando las victorias y también los home run.