#InPerfecciones
El Partido Verde de ha caracterizado por ser el affair del presidente en turno en México.
Alexis León González / @alexisgdl
alexis.leon@inperfecto.com.mx
A una semana de las elecciones intermedias, sin lugar a dudas una de las grandes sorpresas es el crecimiento a diputaciones del Partido Verde pasando de 11 en la pasada elección a 44 escaños en la próxima legislatura, lo cual lo va saber transformar en moneda de cambio con la auto denominada cuarta transformación, vendiéndose más caro al mejor postor, recordemos la congruencia no es por si una palabra siquiera conocida en las altas esferas quienes dirigen a este partido, pues como camaleones el Partido Verde cambia sustancialmente sus preceptos, en base a sus necesidades el gran deseo de seguir manteniendo una cota de poder, pero sobre todo en su interés máximo de mantener su gran pacto de impunidad. Y pues ya de paso seguir manteniendo el muy lucrativo negocio que a lo largo de años ha generado multimillonarios en este consorcio “llamado partido político”.
En el sistema de partidos de México, el Partido Verde se ha caracteriza por ser la ramera del partido en el poder pues han sido Foxistas con el presidente Vicente Fox, Calderonistas con el entonces presidente Calderón, Peñistas con el expresidente Peña Nieto, y si claro hoy se asumen orgullosos aliados de la cuarta trasformación, tal cual prostituta que se postra al poder en turno.
El Partido Verde pertenece a la rémora de partidos que han sabido vender al poder en turno el voto legislativo haciendo alianzas para ser el partido bisagra que permita inclinar hacia uno de los lados la balanza legislativa. A través de los años este partido no se ha caracterizado por presentar reformar de gran calado en pro de sus votantes, en sus más de 30 años de existencia solo ha postulado a un candidato a la presidencia de México si su fundador Jorge Gonzalez Torres en 1994, esto nos deja ver sin lugar a dudas que la posición favorita de este partido es estar a la sombra del poder en turno ganándose su favor y vendiéndose a las necesidades del poder, siempre cubiertos bajo el velo de impunidad que les garantiza el gobierno en turno.