Editorial

Se grita y se escucha aunque el ego conduzca

#InPerfecciones
Gritar y escuchar pareciera una contradicción, no se puede gritar si nadie está escuchando; no se puede gritar cuando se conoce el silencio. El grito, como aquella acción desesperada por ser escuchado.

 

 

Alejandra Rivero / @a.n.dra._
rale1706@gmail.com

 

¿Qué se discute cuando se habla de feminismo?

Los temas sobre la mesa parecen ser siempre los mismos: odio hacia el hombre cis, asesinas, muros, establecimientos y monumentos pintados, mujeres mostrando los pechos, “trogloditas” en voz del presidente Andrés Manuel. El feminismo se transformó en una imagen colectiva sobre mujeres “violentas”, “feas”, “gordas”, “asesinas”, con los pechos al aire, gritonas, histéricas, de cabello pintado, rapadas y encapuchadas. En México el feminismo se representa de esa forma, una caricatura de una lucha histórica. 

Los “debates” se abren y se opina sobre derechos elementales como si fueran peticiones sin pies ni cabeza, es importante resaltar que vivimos en el mundo de la información y no es nada nuevo, bombardeados de medios que dicen comunicar. Las redes no son una fuente verídica de lo que sucede en el mundo. Es importante hablar sobre discursos de odio, las opiniones que se emiten sobre un movimiento histórico hecho de mujeres, para mujeres se ha transformado en un espectáculo para opinar; aborto si, aborto no, mujeres si, mujeres no. El discurso chato y cansado que todos nos sabemos, ¿delincuentes o manifestantes?  Parece que todo es bueno o malo, no existe nada en el medio. 

La radicalización del movimiento no se refiere a una lucha de mujeres buenas y hombres malos, la palabra deviene de raíz, ir a la raíz, no hace referencia a polaridades entre bueno o malo. Sin embargo, no se habla de esto, la información se manipula desde donde se pueda y nosotros ignoramos porque parece ser la única vía que conocemos, ya que nunca se nos enseñó a cuestionar, vivimos ignorando como si nada pasara. Nuestras posturas son discursos maniqueos, los cuales se van al extremo de ser o no ser bueno, dividiendo el mundo en personas buenas y malas. 

La humanidad no es un conjunto de personas buenas y malas, me pregunto si realmente vivimos en el mundo tecnológico o solo somos zoombies de la información jugando a ser intelectuales, debatiendo sin argumentos y sobre todo, sin sentidos, entes que predican sin cuestionar o comprender lo que enuncian sus bocas y sus dedos escriben: FEMINAZIS, se grita, se escribe y no conocemos ni la mitad de la historia. Debatir no es un acto de vomito verbal o escrito, conforma el conflicto interno de cuestionarnos ideas incorporadas, ideas que se han hecho cuerpo y que parecen “naturales”. 

¿Es mucho pedir ver más allá del estereotipo o nuestros propios juicios de valor? Desde nuestros juicios morales. Quisiera comprender por qué se sienten atacados frente a un movimiento que exige libertad para todos. Pareciera que este planteamiento está alejado de lo que no conocemos como feminismo, de aquella idea que nos han vendido los medios sobre el feminismo. Si es una lucha de mujeres para mujeres, es importante entender que al ser hombre eres parte del problema, no debería ofender reconocer que tus acciones lastiman a otros. 

Cuando comencé a incorporarme al feminismo tenia ideas muy extrañas y ajenas de lo que era ser mujer, que tenía que hacer y cual era mi deber en el mundo; me concebía como un sujeto atado a brindar placer al hombre y olvidarme de lo que yo quería como individuó. Realizaba críticas a otras mujeres por cómo se vestían y por como hablaban, en efecto era parte del problema. Apoyaba un sistema que no reconocía, estaba tan incorporado y en mis ideas que no podía darme cuenta de que todas esas acciones y comentarios repercutían en alguien más,  le otorgaba mi tiempo y espacio como mujer, a rechazarme y construirme a través del machismo.  

Reconocernos como el problema es el primer paso para buscar la solución, dejar de lado estereotipos, roles y acciones que no nos ayudan a avanzar, al contrario, retrocedemos al conservar ideas, patrones, conductas y al perpetuar acciones que nos violentan a todos. La violencia esta internalizada en cada uno de nosotros, hagamos retrospección, miramos tanto el mundo externo que se nos olvidó conocer el nuestro; nos enojamos porque alguien no piensa como nos gustaría y no sabemos qué hacemos. Con esto no quisiera dar a entender que la violencia de género no existe, lo que me gustaría recalcar es que estos mecanismos violentos nos violentan a todos de diversas formas. La violencia de género es la más visible porque llega hasta las últimas consecuencias. 

Orilla a una mujer a la muerte y construye patrones de género que se pueden romper si reconoces que eres parte del problema. Pareciera que nuestro ego está en constante defensa para no aceptar nuestros errores, cambiemos de rumbo, el mundo no es blanco ni negro, aprendamos a observarnos desde adentro, después con tiempo miramos hacia afuera. Esta vez les invito a reflexionar y pensar en aquellas acciones que nos dañan, aquellas palabras que dañan nuestro entorno y cada relación que construimos. En aquellas relaciones que no pudieron ser por nuestro egoísmo y la idea constante de tener la razón. Un momento para pensar más allá de nuestros prejuicios sin culpar a nadie, somos enteramente responsables de cómo nos conducimos hacia los demás, tal vez no podemos cambiar una totalidad como lo es el mundo, pero si podemos cambiar aquellos pensamientos que nos limitan a pensar, ¿redundante, no? No olvidemos que somos cíclicos, reflexivos y cambiantes. 

 

#InPerfecta