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SER PSICÓLOGO(A) Y LA NECESIDAD DE SANAR LA PROPIA HISTORIA. UNA ANÉCDOTA DE AMOR Y VOCACIÓN.

#Sexualidad
Esta es tu vida y la vocación es parte de la vida misma, una anécdota que dio rumbo a una profesión.

 

Dr. Juan Manuel Carvajal Blancas
Doctor en psicología
y Psicoterapeuta Humanista
juanmanuel.carvajal@inperfecto.com.mx /Contacto: 9512262913

Esta es tu vida y la vocación es parte de la vida misma, una anécdota que dio rumbo a una profesión.

 

Un día mi padre me preguntó: “¿Que vas a estudiar?”
Yo le respondí con timidez, anticipando su reacción, “Voy a estudiar psicologia”.
“¿Y esa madre, para qué te va a servir?
Deja de darle vueltas, solo hay tres ocupaciones que te asegurarán una vida próspera: ser militar, ser político, o ser sacerdote… pero allá tú, yo solo te apoyaré hasta bachillerato, ya no tengo más para ti…”
Me dio gusto y en vez de temor, tuve una sensación de libertad y de descarga, por la noticia que él me daba. Acostumbrado a desobedecerlo, elegir Psicologia fue un acto profundo de rebeldía. Años después, comprendí, gracias a mi proceso psicoterapéutico, que había elegido ser psicólogo desde un afán de sanar las propias heridas de mi historia y las de mi sistema familiar, poniendo al servicio de los demás mi vocación y que esa fue la manera como mi padre, me obligó a romper también con nuestro sistema, desde una fuerza profunda, desde el clamor de nuestros ancestros; romper con la rudeza, los dogmas, las limitaciones y las frustraciones con las que él creció, con los sueños que él no pudo alcanzar, porque así, muchas veces, con voz entrecortada, me lo compartió.
Mi padre seguro es que sabía también, que lo desobedecería y ese fue el momento en que él me soltó para cambiar el destino de los hombres de nuestra historia.
Por su parte mi madre, después de un lapso de desesperanza por seguir estudiando, que atravesé al terminar mi bachillerato, me insistió en retomar mi anhelo de ir a la Universidad. Fue tal su afán y confianza en mi, que me lo creí y me conecté nuevamente con mi sueño de ser psicólogo, ese afán que desde mi pubertad ya sentía.
El día de mi graduación de maestría fui a la casa de mis padres a darles las gracias por lo que de ellos había recibido, por su amor y su apoyo; abracé a mi padre y lo besé. Por razones de salud, él no podría estar presente en la ceremonia, me dijo y tampoco mi madre. Pensé que él había olvidado la escena aquella cuando le anunciaba estudiar psicologia; sin embargo lloró y me dijo:
“No hijo, es tu mérito, este logro es tuyo gracias a tu terquedad; tu fuiste quien se empeñó en hacerlo; disfruta mucho tu triunfo…”
Mi papá fue muy humilde para evitar arrebatarme un poco de mérito para él y jugó entre lágrimas, como con el niño al que le hacía creer que leía demasiado bien, a hacerme creer ahora que yo solito había logrado esa nueva meta que se sumaba a la experiencia, al crecimiento profesional y a la estabilidad laboral que había alcanzado hasta ese momento.
Hoy se que mi viejo y su negativa de apoyarme me empujaron. Fue su forma ruda, tosca, fiel a su estilo, de decirme “Te amo, ve Tú…” Mi padre me dio el mejor regalo en vida: la libertad de elegir. Meses después partiría de esta dimensión humana, tras haber culminado su tarea y ya no me vería, como era también mi esperanza, culminar mi Doctorado en psicología.
Mi madre por su parte, siempre confiando en mí desde aquel tiempo en que sólo imaginaba; creyendo en mí, con tal fuerza que también terminé creyendo que podía y pude, también moriría en pleno curso de mi doctorado. Sin embargo, ambos habían ya, sembrado su semilla y hecho su labor.
Hoy ambos ya no están conmigo, sin embargo, desde el lugar donde les guardo en mi corazón, honro y agradezco la existencia de mi padre y madre, la vida que de ellos recibí. Soy feliz con lo que hago y es mi manera de honrar su memoria.

Los padres amamos de forma diferente, de como lo hacen las mamás, nuestro legado es distinto, nuestra actitud incomprendida y en ocasiones, con duras lecciones recibidas.
Sea que comprendas o no su escasa ternura, su rudeza; sea que entiendas o no su desapego; con todo eso, respétalo, hónralo, ámalo, vivo o muerto; esté o o no cerca de ti.
Y si puedes, bríndate el regalo de conocer su historia, ¿cómo vivió su niñez? ¿Que recibió él de sus padres? Y no sólo me refiero a cosas materiales, sino también a amor, comprensión, apoyo. Es muy probable que caigas en la cuenta de que has recibido más, mucho mas de lo que él de sus padres recibió….
Papá te lanza al mundo, mamá en cambio, fortalece tu alma y te enseña a amar.

Hoy me siento orgulloso, feliz de dedicarme a hacer lo que amo. De ser un hombre amoroso, fuerte valiente, exitoso. De ser Psicoterapeuta Humanista y Doctor en psicología.

¡Feliz día de las psicólogas y psicólogos!

Dr. Juan Manuel Carvajal Blancas.

 

#InPerfecto

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