Editorial

EL INDOLENTE.

#InPerfecciones
Así es, mientras el Jefe del Ejecutivo se deleitaba con la potente y propagandística voz de Eugenia León, sus peones salen a recibir sin el menor respeto a esas madres que han perdido hijos.

 

 

 

Carlos Rosas Cancino / @CarlosRosas_C
carlos.rc@inperfecto.com.mx

 

Ver para creer, los permisos que se otorga el Presidente representan lo que ha sido su administración, un espectáculo propagandístico que le cubre las espaldas al Jefe del Ejecutivo, aunque lo cierto es que cuando hablamos del espectáculo que brindan los políticos, tenemos un amplio catálogo de ridículos que traen a la mente esa máxima tan vigente “al pueblo, pan y circo”.

 

Las palabras del Presidente durante la mañanera del 10 de mayo, fueron las de un maestro de ceremonias, “esta mañana no vamos a informar nada, no vamos a contestar preguntas, porque las madres son primero”, es decir, la investidura presidencial se quedó colgada en el perchero de los aposentos de López Obrador en Palacio Nacional, que organizó un bonito festival de Día de las Madres, fungiendo de telonero de la cantante Eugenia León. Y bueno, ¿cuantas madres se puede resistir ante tan exquisito detalle del Presidente?, claro, solo las madres conservaduristas, manejadas por los perversos grupos de intereses creados que se apostaron afuera de Palacio Nacional para solicitar audiencia al Presidente más cercano al pueblo, serían tan mal agradecidas como para exigir justicia en lugar de un show.

 

Madres de personas desaparecidas no solo no pudieron presenciar el bonito espectáculo de Eugenia León en la sala de conciertos “Tesorería”, sino que tampoco pudieron ver a López Obrador; la gracia que obtuvieron fue una plática “banquetera” cortesía de la Secretaria de Gobernación Olga Sánchez Cordero y del Subsecretario de Derechos Humanos, Población y Migración Alejandro Encinas para recibir un documento que exige al Presidente vetar la nueva Ley de la Fiscalía General de la República. Así es, mientras el Jefe del Ejecutivo se deleitaba con la potente y propagandística voz de Eugenia León, sus peones salen a recibir sin el menor respeto a esas madres que han perdido hijos, madres que no tienen nada que celebrar, madres que tienen que soportar el desdén del cobarde que prefiere voltear para otro lado.

 

Lo dicho en repetidas ocasiones es una realidad, López Obrador es un farsante, un cobarde, un indolente, un personaje gris que no sabe ni quiere dar la cara a nadie que lo cuestione porque simplemente no tiene forma de argumentar  ni de garantizar de manera sólida sus “blandengues” implementaciones en materia de seguridad y de impartición de justicia. El Jefe del Ejecutivo prefiere montar un show musical que atender a madres que se encuentran muertas en vida, desesperadas y muy enojadas, prefiere sobarle el lomo a cantantes que secundan su indolencia.

 

No cabe duda que el dolor ajeno le tiene sin cuidado al Presidente más humanista de la historia, ese demagogo que antepone en su discurso el rancio “primero los pobres” y ahora de manera burlona “porque las madres son primero”; con mucha sinceridad, que poca madre tiene el Presidente.

 

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