Editorial

Primavera seca

#InPerfecciones
He perdido la cuenta del tiempo, vivo encerrada en el mismo día, en el mismo cuerpo y el mismo sentimiento.

 

 

Alejandra Rivero / @a.n.dra._
rale1706@gmail.com

Fotografía Adrian Martínez Domínguez   @medicenelhorrible

Me gustaría saber quiénes me leen, si sienten las letras o se encuentran entren oraciones. A veces no sé cuál es la razón por la que continuo escribiendo. La convivencia es complicada, llevo más de un año en casa escuchando cuchichear a mi familia sobre mí, sobre mis sentires y como reacciono ante diversas situaciones, si estoy enamorada no puedo cantar canciones de desamor, porque no estoy siendo coherente con mis emociones. Según mi madre solo debo y puedo cantarle al amor, sino, solo expreso mi sentir o que mi relación no va bien.

Sinceramente es un pensamiento que me parece incoherente conmigo, soy las canciones que quiera escuchar, sean alegres o no. Es frustrante pensar en si somos coherentes con nosotros, o no. Y siempre hay un NO. Una de las frases que más me gustan es: “no le debes nada a nadie, y mucho menos amabilidad”. Es cansado ser parte del cuchicheo, sin poder decir nada ya que todo es “secreto”. Mi voz vuelve a ser callada; me transformo en dramática, exagerada, histérica, mamona y en aquella que se enoja por nada.

Pienso y luego existo, sé poco sobre pensar y no sé nada sobre existir, para descartes el mundo tangible lo engañaba, sus sentidos le hacían dudar de la realidad, las cosas materiales se transforman y es difícil saber si son las mismas o no. Los sentidos nos cuestionan y nos dividimos en tres: cuerpo, alma y espíritu. ¿Qué pensamos de nosotros? Según descartes solo existimos a través de pensarnos. Bajo esta línea de pensamiento me gustaría pensar en aquellos pensamientos que nos conforman desde pequeños y pequeñas.

A partir de qué creencias nos construimos, ¿Cómo nos percibimos a partir de esta larga línea de palabras e historias que nos conforman? Siempre me hago muchas preguntas y nunca respondo nada, pero hace tiempo me dijeron que debía ser más femenina, que parecía hombre, que me sentara bien. Que en una mesa de 6 yo debo servir y verme bonita, que debo arreglarme y no decir groserías. Existen tantos debería y tan pocos “siéntete cómoda”. Quiero gritar, gritar que todos me caen mal o tal vez solo yo me caigo mal, no me puedo procesar y tampoco me hago digestión, y ando por acá intentando convivir conmigo y este cuerpo que intenta no romperse.

Quiero no romperme, seguir de pie, pensar, caminar, salir, tal vez bailar un rato más, seguir pensando que puedo seguir y no tambalear. Romperme en las palabras de otros, caerme de aquellos estándares que nunca entendí, gritar una vez más, que tal si quiero seguir aquí. Tirar algo más que mis ilusiones, salir del sistema y no de mí, pero quien sabe quién soy, y si no lo sé, no tengo certeza del mañana o al menos descartes me diría que es así. No quiero ser descartes, tal vez solo quiero hace un juego de palabras que descarte aquello que no soy y tal vez me lleno de tal vez pensando en aquel día donde el tal vez sea hoy.

Me perdí en mis ideas, en algunas emociones que aún me cuenta masticar, procesar, abrazar o liberar. ¿Por qué será que alzar la voz es tan difícil? Decir no, no callar, esta idea absurda de poner la otra mejilla cuando existe violencia. Aún no sabemos hablar sin querer imponer un punto de vista, la competencia por la razón como si fuera un maratón, quien sabe más que el otro, incluso cuando hablas de tus emociones siempre existe alguien que sabe más sobre lo que sientes que tú mismo.

Todos los días me pregunto quién soy o sin soy a partir de lo que dicen o piensan de mí, o simplemente soy a partir de lo que pienso e incluso me cuestiono si es un pensamiento mío o sigo cargando con basura de alguien más. Y camino por mi casa, duermo, salgo al jardín con la idea de plantarme, tal vez de plantarme una idea nueva o que el sol me bañe.

#InPerfecta