#InPerfecciones
El punto débil del Presidente no es la improvisación del régimen, el punto débil del Presidente es desestimar la seguridad de la mayoría de la población en México.
Carlos Rosas Cancino / @CarlosRosas_C
carlos.rc@inperfecto.com.mx
Debe ser muy complicado ser el Presidente por estos días, a merced de los opositores que solo buscan perjudicarlo y rodeado de toda una corte de lambiscones que le aplauden todo el tiempo, debe ser insoportable estar sometido a semejante presión y tener que justificar absolutamente todas las implementaciones hechas por la nimiedad de que ninguna de las acciones se puede defender por si misma, es decir, ante la falta de resultados las explicaciones tienen que salir a relucir, con la salvedad de que la responsabilidad jamás recaerá sobre el Jefe del Ejecutivo o su Cuarta Transformación.
Debe ser muy complicado para el Presidente ir en contra del paradigma, su educación, su religión y su muy arraigada ideología política que le tiene entrampado dando tumbos para descalificar y minimizar a la crítica que el mismo ha conceptualizado como enemiga de México porque su rancia egolatría le hace considerar que él es el estado.
Bajo esta óptica, cualquier declaración del Presidente se convierte no solo en pretexto, sino en propaganda, una propaganda que señala una realidad alterada, donde todo está bien, donde la pandemia fue domada, donde la felicidad y el bienestar rebosan, donde la seguridad tiene controlado al crimen organizado, donde los que exigen justicia, medicamentos, trabajo y seguridad son perversos conservadores.
Dicha realidad –alterada- barniza la misoginia, la cobardía, la indolencia y la represión, solapa comportamientos antes criticados, reconfigura la corrupción, persigue y condena la verdad, politiza la necesidad y apuntala un proyecto político que sigue estando al servicio del poder económico, se atreve a llamar “muro de paz” a una valla que por antonomasia es el monumento a la represión de la supuesta libertad para manifestarse.
El punto débil del Presidente no es la improvisación del régimen, el punto débil del Presidente es desestimar la seguridad de la mayoría de la población en México, ese sector que ha sido la carne de cañón de políticos demagogos a los que no les interesa más que el valor electoral que tienen las mujeres, esos que invocan al estado de derecho cuando las justificaciones se terminan, esos que se asustan cuando la sociedad civil se organiza, esos que llaman radicales a los que exigen que la ley se cumpla.
El Presidente y su Cuarta Transformación voltean para otro lado cuando las mujeres exigen, su respuesta antes, durante y después del 8 de marzo fue clara, abundar en su discurso es estéril, las mujeres que no le rinden pleitesía a su régimen simplemente no forman parte de su proyecto de nación, el cobarde que se esconde detrás de un muro y dispone de grupos policiacos para amedrentar a las mujeres es un misógino que se ríe del dolor, ese cobarde tiene el descaro de decir que es el Presidente más humanista y feminista de la historia, conózcanlo porque esa indolencia solo es el principio.