#Sexualidad
La dedicatoria de este libro invade nuestras expectativas al afirmar: “ A mis padres, por los nietos que nunca les daré” Las noches salvajes una historia que invita a la reflexión del tiempo, la sexualidad y el amor.
Diana Villamarin P
dianitavp@outlook.com / sexualidad@inperfecto.com.mx
Viendo “La noche como ausencia de luz, pero sobre todo como una mayor densidad de otras luces y otros colores” dice Cyril Collard quién se caracteriza por ser de resiliente, es decir, por poseer la capacidad para sobreponerse a las tragedias. Sabiéndose afectado de la entonces fatal enfermedad, transforma sus emociones en un testimonio para la posteridad, en una obra de arte. Lo vamos descubriendo como un artista polifacético: músico, escritor, actor, cineasta… Dado que es una obra autobiográfica que posteriormente serviría como armazón argumental de la película.
“A esas obsesiones de adolescencia, añadí el cuero, las ligaduras y el dolor. La tensión y el terror a la enfermedad se calmaba con el sufrimiento y con el placer que el dolor me procuraba”. Los primeros síntomas de la enfermedad son unas manchas cutáneas, pápulas y nódulos de color pardo oscuro, probablemente signos incipientes de un sarcoma de Kaposi. “Las noches salvajes” ofrece ciertas escenas reveladoras de lo que el SIDA significó inicialmente como epidemia en la vida de los afectados. Por ejemplo, las carencias en materia de seguridad demostradas por el personal sanitario, cuando Jean acude a un centro sanitario para realizarse una analítica de control. La enfermera que le pincha no utiliza guantes, desoyendo las recomendaciones que el propio Jean le hace. Temerariamente, desestima el riesgo de infección.
“La realidad era mi droga; para transformarla, para hacerla inyectable en mis venas, la poesía era imprescindible. Una frase me daba vueltas en la cabeza: << Los Panteras vencieron gracias a la poesía”.
Una situación similar es puesta de manifiesto en el abordaje del trato carnal entre los personajes, relaciones ciertamente suicidas, sin protección alguna: las heterosexuales entre Jean y Laura, ocultándole él a ella que es seropositivo, “Laura, mujer – niña, mientras yo intentaba adivinar qué deseos había saciado y en brazos de cuántos hombres había gozado”… Las homosexuales que Samy desea mantener con Jean, aún siendo éste perfecto conocedor de la enfermedad que padece su amigo y amante, las sórdidas, salvajes y promíscuas en las que cada noche Jean se sumerge en la penumbra de los márgenes del Sena.
Ciertamente, en general dejan abiertas las puertas a una incierta bisexualidad de los protagonistas, que pudiera antojarse, como una experiencia vital cuasi redentora. En esta circunstancia contribuye la influencia simbólica femenina, maternal aunque no materna, capaz de engendrar una descendencia garante, en cierto modo, de esa suerte de inmortalidad establecida en la perpetuación de uno mismo a través de los genes que en “Las noches salvajes”, estaría representada por el personaje de Laura, atormentada en su desafortunada historia de amor por por Jean
“… nuestras miradas y nuestros desafíos diferían. Los suyos indicaban una muerte segura, pero no la suya. Los míos una muerte probable, la mía.”