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Queremos conocer a Santa. Dijeron los niños del mundo a sus mayores, ante la negativa los infantes se rebelaron y se negaron todos al mismo tiempo a comer sus alimentos y asistir a las escuelas
Adamantio / Germán Vivían / @GermanVivian
redaccion@inperfecto.com.mx
Cuenta la historia que cada 25 de diciembre los niños esperaban ese día con ansias y si se habían portado bien en el año, un ser mágico que navegaba por los cielos sobre un trineo tirado por renos les dejaría regalos a los pies de un pino navideño. Ese pino se decoraba con artilugios de colores y luces. Al ser mágico las antiguas sociedades lo llamaban Santa Claus, se vestía de rojo y tenía una gran voz característica. Ho ho ho, cuentan que decía cuando aparecía, pero los niños del mundo nunca lo veían dejar sus regalos. Siempre aparecían como por arte de magia en el árbol. Ellos hacían cartas para Santa con los obsequios que querían. Los adultos llevaban las cartas a Santa, en teoría. Todo era así cada año hasta que en un año los pequeños demostraron su descontento ante los adultos.
Queremos conocer a Santa.
Dijeron los niños del mundo a sus mayores, ante la negativa los infantes se rebelaron y se negaron todos al mismo tiempo a comer sus alimentos y asistir a las escuelas. Los adultos preocupados decidieron contar la verdad a todo niño del mundo. Pero los pequeños tendrían que volver a la escuela y alimentarse como antes.
Ese fue el momento que los más pequeños enseñaron a los adultos.
Santa no existe, somos nosotros que dejamos los regalos.
Dijo cada padre a sus hijos y los niños se lanzaron a llorar. El mundo se envolvió en alaridos por la tristeza infantil. Pero ellos no estaban tristes por escuchar la inexistencia de ese ser que les traía regalos. Estaban tristes por que los adultos les mintieron. Era una mentira piadosa se justificaron todos, pero los niños les dejaron en claro que las mentiras piadosas no dejan de ser mentiras y si querían enseñarles a sus hijos a decir la verdad siempre, tendrían que predicar con el ejemplo en todo momento.
Han pasado 400 años desde que Santa desapareció de la creencia popular , los niños de hoy ya no festejan la navidad y menos esperan a Santa. En lugar de eso se celebra el día de la verdad, cada integrante de la familia tiene que confesar una mentira y de esa manera recibe su regalo. Las mentiras no se terminaron en el mundo, es parte de la naturaleza humana pero si saben que tienen que redimirse al final de cada año con sus familias.
Hoy les deseo a todos, feliz día de la verdad!!!!
Adamantio
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