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A InPerfecto la muerte llegó, hasta calabaza con gusto llevó
al buen Gomi ella asustó
y Luis Omar corriendo salió.
Redacción InPerfecto / @InPerfectoMx
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Calaverita a Luis Omar González, de Theo Laurendon:
Estaba escribiendo Luis Omar Gonzalez, sobre la vida, la risa, el mundo y la esperanza de un mañana mejor, cuando de repente…
Vestida de noche, blanca como la nieve de un invierno sin fin, llegó la Muerte.
Como es de costumbre, se acercó a él sin avisar, de forma sigilosa, con un rostro frío y una determinación helada.
Al empezar a abrazar al pobre Luis, ella se percató de su sonrisa intacta y tranquila, de su serena alegría que debería haberse borrado de su corazón y de su rostros al sentir, inefablemente, la mortífera presencia de un devenir implacable.
¿Pero, buen hombre, porque sonríes? ¿Acaso no sentiste mi soplo helado, mi presencia nefasta?
– Si querida, y me alegré le contestó Luiz. Verás, me caes bien, nada tengo contra ti. Obras para la vida, como el invierno obra para la primavera, creando espacios y tiempos nuevos, dejando ir lo antiguo para que nazca el mañana. Eres, deduzco, hermana del Sol e hija de la Vida.
La muerte, cuyo rostro se había relajado, le sonrió como alguien le sonríe a un amigo íntimo, capaz de entendernos sinceramente.
– Eres el primero en mucho tiempo que me entiendo, o tu de la mirada radiante, del corazón sonriente. Me iré pues, tu momento no ha llegado. Pero te encargo lo siguiente: como homenaje a mi obra y a la la vida, una cápsula feliz deberás realizar, para contagiar a otros de tu espontánea y profunda sonrisa.
Y se dio la vuelta sonriendo. Y así fue como, por primera vez, apareció la Nota feliz en Inperfecto y como un mortal le alegró la vida a la muerte.