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Diferentes formas de amor.

#Sexualidad
La Poeta Judith Antuna y el relato de los Escritores Diana Villamarín y Jhon Durán nos llevarán a un éxtasis, un deseo que podemos disfrutar.

 

Rosario Aguilar / @rosariogaguilar
rosario.aguilar@inperfecto.com.mx

El hambre, el deseo a otra persona es la clave en el arte de amar, cada recuerdo que des para estar en armonía con el cuerpo, en detalles, en palabras, en cuidados, es el tiempo que dedicas a esa armonía de sensaciones cuando piensas en tu pareja. Y que mejor con la deliciosa lectura de nuestra Poeta Judith Antuna y nuestros escritores Diana Villamarín y Jhon Durán, quienes nos llevan a un maravilloso estado de sensaciones.

POESÍA.

 

QUIERO UN AMOR HAMBRIENTO

Quiero un amor hambriento,
un amor sediento,
un amor desesperado,
que me tome por sorpresa,
que las prendas me desgarre,
¡que me vacie los suspiros!
Quiero un hombre ardiendo,
que mi sueño despabile,
que me amarre a su cintura,
que guarde sus vocablos
y me hable con gemidos.

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Desnudas mi cuerpo con cada beso
Decides el espacio y
dominas mis fantasías
Deliro entre tus brazos y
humedeces mi entrepierna
Mientras, dices un par de promesas
Y seduces mi alma con medias verdades
Qué hago muy mías.

Conservo los tacones
Juego a ser perversa
Hasta que sigo en mi piel
las huellas de tus besos con mis manos
Pero las detienes y atas con tu fuerza
Detrás de mi cabeza,
Donde no vuelvan a distraer
Tus pericias en mi monte de venus.

Juego a tu ritmo
Elevo mi cadera a tu gusto
Si tu lengua es quien indica el compás
Y la dirección de mis contorciones
Con tus dedos dentro de mí ano
Siento seca mi boca y gimo
Pidiendo atención a mi busto
que erizado y firme
te demuestra que estoy lista
Y anhelo tu virilidad dentro de mí
Embistiendo de libido
todo lo que de mí has amado.

Deseo desbordar tu lujuria
Quiero motivar tus más
Íntimos deseos
Me siento sumisa
Y disfruto llamarme tuya…
Vibrar en el orgasmo de colores
Que inunda de magia y delicia
Cada espacio en el que
Dejamos nuestros nombres como eco
Porque ya no sólo desnudas mi cuerpo
También mis medias mentiras
Para no extrañarte ni decirte
que eres el mejor amante que tengo
Y te siento muy mío porque
nunca a alguien como tu había conocido.

 

Reina Carmesí

Yo no pido permiso,
invito y tiento
Yo no sólo te pienso
Fantaseo y escribo,
me másturbo en tu nombre y gimo.

Yo miro al pasado
como quien recuerda placeres
Yo no extraño momentos
Sólo aprendo de ellos

Pareciera que estoy triste
Creerás que he perdido mi alegria
No te confundas, estoy tranquila
Pero sigo siendo fuego y vida

Yo no pido permiso
Yo vivo y vuelo
Yo no pretendo que me crea
Yo quiero que vaya a mi lado
Creciendo conmigo
Mientras le demuestro
todo lo que me motiva.

Reina Carmesí

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Relato…

Sabes que adoro los olores de tu cuerpo, esta tarde llegué a mi apartamento con una ansiedad adormecida, había pensado todo el día en que mis dedos habían perdido tu aroma, en que ya se disipaba en mi memoria el olor de tus caricias; entré y sentí algo detestable pero alucinante, percibí tu perfume en el ambiente, en mi apartamento seguías como un recuerdo de la fractura del espacio, entre las telas de las cortinas y las sombras de los muebles. Caminé al cuarto y el perfume era más intenso, no quería soportar que tu perfume permaneciera y el aroma de tu cuerpo no. En la cama, en el armario, entre mi olor dominaba el de tu perfume. Destendí la cama con mi fe en las sábanas pero en ellas anidaba también la crueldad de la decepción. En las fundas de las almohadas que puse bajo tus caderas tampoco quedaba nada, todo el apartamento quedó prendado de esa falsedad inmunda. Abrí la ventana del cuarto, la de la sala, el apartamento estaba en el sexto piso de una torre de doce, recibía una buena corriente de viento. Cerré mis ojos y me recosté en espaldar del sofá. De afuera venía, no sé de donde, una variedad de aromas silvestres, como de bosque, de eucalipto, metálico, fresco, venía a tranquilizarme las pulsaciones que ya daban punzadas en mi cabeza. Cuando me tranquilicé, y el apartamento estaba muy aireado, pensé en ella, en su visita, en la copa que compartimos, en los besos que fueron vistiendo en cuerpo de autenticidad, de pasión, de desnudez. Pasé la mirada por nuestro recorrido, ansioso, elevado en un mundo onírico desdoblando la estancia, inhale profundo, y percibí con todo mi cuerpo su recuerdo, su calor, su sonrisa, su voz, su sabor, todo ello arremolinado en un torbellino tenue de su aroma, tan delgado que nada pude hacer para atraparlo. Insistí en el recuerdo con su imagen, recorrí sus piernas, su suavidad, sus manos me pasaron por el cuello y mi lengua bebió de su boca. La miré a los ojos y su sonrisa me trajo un hálito reconfortante, recordé su aliento. El perfume se desvaneció por completo. El sudor de nuestros cuerpos aparecía profuso en mi memoria, resbalé mis manos por su espalda y el sabor a sal de su cuello excitaba gemidos y peticiones. Mis penetraciones insistían en sus señales, apareció de repente el olor de sus axilas. Mi erección empujaba el pantalón y para evitar la incomodidad, quité el botón y baje la llave de la cremallera, no fue suficiente; intenté correr mi ropa interior y seguía incómodo, el olor de sus axilas se disipaba en mi memoria, lleno de un repentino temor bajé de un tirón pantalón e interior hasta los tobillos. El fresco de la ventana fue excitante. Toqué mi pene erecto y también su rigidez me la recordaba. Recordé entonces cómo ella dedicó a mi cuerpo todas sus atenciones, cómo lamió y succionó mi glande, cómo lo llevó dentro suyo en no sé cuantas formas, en un incontenible paseo por el paraíso. Empecé a masturbarme con toda suavidad, intentado recordar cómo fue que decidió subirse sobre mi cara y darme su vulva para que lamiera su clítoris, fue un 69 delicioso, ahí estaba, apareció en mi memoria, y el agrio sabor de sus fluidos me trajo el recuerdo de su olor. Qué delicia, hube de recordar cada momento de esa posición, sus oscilaciones, sus gemidos y la tibieza de su humedad, la forma en que se contuvo dos veces para no eyacular en mi cara y la forma en que retiró de mí su delicia, de un salto, porque no podía aguantar más, recordé que gimió deliciosa, no pude aguantar y le salté encima para penetrarla, gimió en éxtasis hasta venirse. Desperté de mi estupor y me vi ridículo, semidesnudo masturbándome en la sala, en plena tarde, su recuerdo vivificante me dejó sorprendido del poder de la memoria. Tomé mi celular, llamé a su número, contestó rápido, me confundí un poco, no supe cómo explicarle que la presencia de su aroma me tenía erecto, que me sentía un poco ridículo pero quería verla, que le invitaba un trago… con simpleza, le invité un trago y quizás… lo haya entendido bien.

Jhon Durán.

https://www.facebook.com/Para-Reina-Carmes%C3%AD-347093749475490/?ti=as

 

 

Película.

Love and Other Drugs

2010
Dirección: Edward Zwick
Reparto: Jake Gyllenhaal, Anne Hathaway, Hank Azaria, Josh Gas y Oliver Platt.

Maggie es una mujer independiente que ha decidido vivir sin ataduras. Pero conoce a Jamie, un joven cuyo irresistible encanto funciona no solo con las mujeres, sino también dentro del mundo de las ventas farmacéuticas.

 

 

#InPerfecto

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