Ícono del sitio

DEBATE HISTÓRICO.

#InPerfecciones
Pensar que la clase política está comprometida con la población indígena de nuestro país es un despropósito porque simplemente no la ven.

 

Carlos Rosas Cancino / @CarlosRosas_C
carlos.rc@inperfecto.com.mx

 

Temas de discusión sobran en México, aspectos que son materia constante de debate llenan los espacios dedicados al análisis de las políticas implementadas para solucionar los eternos problemas de los que desafortunadamente no se termina de hablar por la simple y llana razón de que no están siquiera cerca de resolverse.

 

Las fechas que conmemoran hechos históricos son y serán materia de debates muy acalorados cuando se confrontan la historia oficial y su lado B, la pasión que envuelve estas discusiones se encuentra muchas veces entrampada en buscar elementos que solamente argumenten sólidamente quién tiene la razón. En este sentido si hablamos del 12 de octubre de 1492, necesariamente la discusión sobre esta fecha que apertura la colonización del continente americano recae en la dignificación de los Pueblos Originarios tan castigados a partir de ese momento.

 

Es cierto que los abusos cometidos hacia la población originaria –en el caso de México- no se puede tapar, justificar o minimizar enumerando las supuestas ventajas que trajo la Corona de Castilla, ni la fundación de la Universidad tiene el peso suficiente para dejar de lado el terrible abuso al que fueron sometidas cientos de generaciones bajo el régimen virreinal. 

 

Desafortunadamente, la discusión sobre la dignificación de los Pueblos Originarios es solo eso, una discusión que enumera los hechos históricos y genera coyuntura, que ocupa medianamente los discursos políticos que prometen atención y rescate de comunidades castigadas, segregadas y abandonadas a su suerte. Pensar en la población indígena en México tristemente nos traslada al concepto de pobreza extrema, de discriminación, de analfabetismo y de muerte. 

 

Pensar que la clase política está comprometida con la población indígena de nuestro país es un despropósito porque simplemente no la ven, simplemente durante mucho tiempo los han dejado en el olvido, falsamente evocan a su memoria para presumir que México tiene una gran cultura, pero que política y socialmente no los consideran ciudadanos si no les significa una aportación electoral.

 

Pero la crítica hacia la clase política no debe parar ahí, la crítica debe incluir a toda la sociedad civil que también se olvida de los pueblos originarios, la sociedad civil que los discrimina, que los ofende, que los tacha de “indios bajados del cerro”, que los considera personajes de segunda categoría.

 

La reflexión sobre la dignificación de los Pueblos Originarios tiene que ir más allá de las giras para solicitar disculpas y piezas arqueológicas, debe quedar claro que las comunidades indígenas no son piezas de museo, su origen debe ser, si, un orgullo, pero si ese orgullo no se traduce en bienestar e inclusión política y social, podemos seguir debatiendo eternamente si el descubrimiento de América fue la puerta al genocidio o si fue la puerta a la civilización, el momento de dignificar es ahora considerando a todos como ciudadanos con todos los derechos. La mejor disculpa para los Pueblos Originarios sería respetar sus derechos.

 

#InPerfecto 

Salir de la versión móvil