#InPerfecciones
A un año al frente de a administración del Gobierno Federal, toda la verborrea política parece suficiente cuando seguimos entrampados en la misma retahíla de adjetivos
Carlos Rosas Cancino / @CarlosRosas_C
carlos.rc@inperfecto.com.mx
El Presidente Andrés Manuel López Obrador ha declarado que los problemas en materia de seguridad no le quitan el sueño, esta declaración estrictamente parece irresponsable de parte del jefe del ejecutivo, es más –corrijo-, es una declaración insensible, sobre todo cuando se tiene muy cercano el dato de haber cerrado 2019 como un año tan violento, sin embargo, el hecho de saber que este tema no le quita el sueño al Presidente es sumamente revelador y no precisamente por un sentimiento de indignación ante cifras tan elevadas en materia de delincuencia, no, sino que siempre será mejor saber cuales son las prioridades del jefe del ejecutivo.
En realidad, que la prioridad presidencial no sea la seguridad –evidentemente- tiene a estas alturas de la administración –un año- nada de nuevo; la prioridad centrada en los programas sociales y las reformas constitucionales es lo que tiene el peso mayor en la agenda del Presidente, obviamente el tema de seguridad en manos de Alfonso Durazo y toda la parafernalia ridícula que se hace alrededor de las explicaciones –o pretextos- para justificar los fallos de la estrategia de los “abrazos no balazos” se quedan como parte de esa tendencia a la alza que se suma –obviamente- a los muertos y desaparecidos de las administraciones anteriores porque resulta totalmente diferente decir que “les dejaron un cochinero” a decir “venimos a completar el cochinero”.
Después de un año al frente de a administración del Gobierno Federal, toda la verborrea política parece suficiente cuando seguimos entrampados en la misma retahíla de adjetivos que se desprenden del “púlpito mañanero”. Si la retórica del Presidente no comienza a madurar para entregar objetivos y resultados –que no provengan de sus otros datos- desafortunadamente vamos a ver un 2020 con los mismos ingredientes, incluso el nivel de exigencia de la oposición –la crítica civil y no la política- debe subir el tono de la exigencia de los resultados de la implementación de esos programas que tanto cacarea la administración actual.
2020 llega con una expectativa alta, con un tono enrarecido entre un velado incremento económico de la vida y la espera de un empuje que nos permita sentir que algo puede cambiar, pero dicho empuje queda claro que no vendrá del las esferas más altas del Gobierno, sino de una sociedad civil que ponga a un lado el discurso político y comience a exigir resultados y respuestas.
A todos nuestros lectores quiero desearles un año 2020 lleno de cosas buenas, se les agradece su presencia y seguimiento de esta opinión y el periódico, muchas gracias a todos y por aquí seguiremos con todo el ánimo. Saludos y un cordial abrazo.