Editorial

Esta sociedad que tiene miedo de vivir…

#InPerfecciones
Esta sociedad que tiene miedo de vivir…
No vivimos, sobrevivimos…


 

 

Theo Laurendon 
theo.laurendon@inperfecto.com.mx

 

 

Un error muy común es el de creer que por el simple hecho de haber nacido uno está vivo. Si fuera el caso, los jitomates, las papas y hasta los gusanos podrían ser nuestro modelo de conducta.
Pero basta observar el mundo a nuestro alrededor para observar que nuestra sociedad ha desarrollado una gran adicción al arte de este muerto en vida, y que si viniera una forma de vida extraterrestre a visitar nuestro planeta tierra, tal vez no podrían diferenciar las verduras de los hombres.

Vivimos un miedo colectivo, un sueño compartido, un olvido aprendido: el miedo de vivir plenamente nuestra vida. Esta sociedad nos enseña por doquier que vivir es no solamente peligroso sino innecesario: basta con desmayarse encima del sofá al final del día y de encender Netflix. Sin olvidarnos del taco para olvidarnos de la tristeza arrastrada en el pozo sin fin de nuestro corazón durante el día y del selfie (todo sonriente, super “feliz”) que publicamos en instagram para hacer creer a personas que no conocemos ni queremos que somos algo que no somos.

No vivimos. Sobrevivimos…trabajo, dinero, diversión. Pasarlo bien. Sufrir lo menos posible, entregarse… menos aun. Es el usar y tirar. Consumimos relaciones sin entregarse de corazón, usamos tinder como usamos el mando de la televisión, de uber eat, de Netflix.

Miramos una película de Star Wars y nos emocionamos, y al entrar en el tráfico no intentamos si quiera de vivir esta serenidad, compasión etc. que tanto nos gusta en esta galaxia lejana.
Nos sentimos enganchados a las decisiones que toman los personajes en nuestra serie favorita, y no tenemos el valor de preguntarnos lo que realmente necesitamos en la nuestra.
Vemos un concierto y estamos más pendiente de grabarlo con el teléfono que de vivir plenamente la experiencia…
Nos angustia el silencio de la soledad…y tecleamos nuestro teléfono frenéticamente en busca de una aparente protección. ¡Qué miedo da vivir!
Criticamos a lo que hace el presidente y esto nos hace sentirnos jueces poderosos e justicieros pero…¿Y nosotros que hacemos para mejor las cosas? ¿Y a caso sabemos cómo resolver las cosas?
Criticamos a las empresas multinacionales por su contaminación ambiental…y no tomamos medidas ecológicas en nuestra casa. Es mejor que lo hagan los demás.
Es la moda del políticamente correcto, del “idealista de fachada”. De la susceptibilidad extrema, donde todos luchan en redes sociales en pro de la libertad y de la inclusión social pero nadie hace nada en la vida real. Claro…esto requiere más esfuerzo. Requiere vivir.

Porque el miedo más grande del ser humano es su propia libertad. Teme a la responsabilidad que implica ser absolutamente libre. Adormece su conciencia bajo toneladas de azúcar y grasa, películas y series, enojos y frustraciones, sentimiento de ser víctima y resignación asumida.
Pero lo único que no somos libres de hacer, es dejar de ser libre. En cada instante, cada situación, estamos eligiendo.


Un poema de Victor Hugo para terminar, pues la poesía dice más que cualquier artículo:

Los que viven son los que luchan, son aquellos
Cuyo designio fijo llena el alma y la frente.

Los que con un alto destino trepan a la áspera cima.
Los que marchan pensativos, enamorados de un fin sublime. 

Teniendo ante sus ojos, sin cesar, noche y día,
o un trabajo santo, o un gran amor. 

Es el santo profeta prosternado ante el arca,
es el trabajador, pastor, obrero o patriarca,
aquellos cuyo corazón es bueno, cuyos días están llenos. 

Los que viven, Señor, a los otros, los compadezco.

 

#InPerfecto