#InPerfecciones
No, lo preocupante no es que se haga el llamado a los delincuentes a bajarle, lo preocupante es que se intente conjurar la violencia con “fuchis y guácalas”.
Carlos Rosas Cancino / @CarlosRosas_C
carlos.rc@inperfecto.com.mx
Dos escenarios diametralmente opuestos, en los que resulta complejo poner en verdadera forma y magnitud un problema que no solo tiene profundas raíces, sino que además con la difusión en cualquier medio ha llegado a ser tan cotidiano que aunque es preocupante ha dejado de sorprendernos al grado de casi darle la categoría de tradición. Hablo del muy masticado tema de la inseguridad con todos los ingredientes que le dan ese sabor amargo al que parece que se le está agarrando el gusto por una muy lamentable e inoperante actuación de las autoridades en la materia y que en algún momento creyeron tener la panacea para la erradicación de la violencia –o al menos eso dijeron-.
Por un lado retomando el tema de la difusión en cualquier medio de eventos o situaciones donde los actos violentos de cualquier nivel –asaltos, secuestros, asesinatos, masacres, ejecuciones etc.- han quedado registrados en video, fotografía o audios, en los que no hay argumento que de manera contundente permita no solo negarlo sino minimizarlo. Los testigos también han sido las cámaras repartidas en las ciudades o por algún testigo que haya tenido la osadía de registrar con su celular dichas acciones y que solo dejan el testimonio de lo incontrolable de la situación como en una película perversa en la que los espectadores en cualquier momento pasarán a ser protagonistas.
Por otro lado el discurso extremadamente positivo con el que se anuncia el descenso de los índices delictivos resultado de una correcta “estrategia de seguridad” que ha implementado el Gobierno y de la cual se siguen esperando resultados como parte de esa gran expectativa generada bajo el discurso de que una vez abolida la corrupción por decreto mágicamente todo cambiaria “transformándose” en el “paraíso nacional”.
No es que esté mal que el Presidente López Obrador haga el llamado a las organizaciones criminales a que “le bajen”, de algún modo por algo se empieza, pero, si la repetición del mensaje donde se conmina a los criminales a pensar en su familia y en sus “mamacitas” mientras se trata de conjurar la escalada de violencia con “fuchis y guácalas”, necesariamente nos sitúa en esos extremos donde la minimización, negación o desestimación de la violencia se percibe muy lejos de esa felicidad tan “cacareada” por el Presidente y que ha contribuido a otra coyuntura –si, otra más- que se manifiesta en la manera en que se palpa por parte de los simpatizantes a ultranza y los detractores que se encuentran enfrascados en una eterna discusión por justificar y por señalar, mientras la invención de la realidad tiene su respaldo en otros datos.
Si las cosas siguen de este modo, y los niveles de inseguridad continúan a la alza, lo mas probable es que no tardemos en escuchar algo así como “acúsenlos con su mamá”, al fin que parece mas bien que se le está apostando más a las exhortaciones morales que a una efectiva implementación de inteligencia y combate a la inseguridad dejando al Gobierno y las instituciones dedicadas a impartir seguridad en simples acompañantes de la víctimas.