#Arquitectura
Es muy conveniente mantener las exigencias de la simetría en cualquier clase de obra. Las columnas angulares deben levantarse bastante más gruesas que las otras, pues quedan exentas y parecen más esbeltas y delgadas a los espectadores.
Carlos Rosas C / @CarlosRosas_C
carlos.rc@inperfecto.com.mx
En esta segunda entrega del Libro Tercero de la colección de los Diez Libros de Arquitectura de Vitruvio Polión, veamos como se estructura y según las necesidades y categorías de los templos, la terminología es sumamente interesante ya que son conceptos con los que ya no estamos familiarizados ni por el estudio a conciencia ni por la práctica del oficio, sin embargo, no deja de ser fascinante la definición y forma de proporcionar cada elemento. Disfrútenlo.
LIBRO TERCERO
CAPITULO SEGUNDO
ESTRUCTURA DE LOS TEMPLOS
Las principales estructuras de los templos de las que derivan su aspecto o figura exterior son: en primer lugar, el templo in antis, en griego naos en parastasin; a continuación, los llamados próstilo, anfipróstilo, períptero, pseudodíptero, hípetro.
Su diferente estructura obedece a estas características: será un templo «in antis», cuando posea en la fachada unas pilastras que delimiten las paredes que rodean el santuario y entre las pilastras se levanten dos columnas; en la parte superior, un frontón dispuesto con la simetría que detalladamente describiremos en este libro. Un ejemplo de templo «in antis» es el que está junto a las tres Fortunas, próximo a la puerta Collina. El templo «próstilo», es igual que el templo «in antis», excepto en las dos columnas angulares levantadas enfrente de las pilastras; sobre ellas unos arquitrabes, igual que en el templo «in antis», a la derecha y a la izquierda, uno a cada lado. Tenemos un ejemplo en la isla Tiberina: el templo de Júpiter y de Fauno. El templo «anfipróstilo» posee los mismos elementos que el templo «próstilo», pero además, en la parte posterior tiene unas columnas y un frontón igual que en la fachada.
Será «períptero» cuando posea en la fachada y en la parte posterior seis columnas y once en los lados, incluidas las angulares. Estas columnas se disponen de manera que la distancia del intercolumnio sea la misma que la distancia que guardan respecto a las paredes en derredor, dejando un paseo en torno al santuario del templo, como vemos en el pórtico de Metelo, en el templo de Júpiter Stator, levantado por el arquitecto Hermodoro; aunque sin parte posterior, también podemos considerar el templo del Honor y de la Virtud, levantado por Mucio, que forman los llamados Monumentos de Mano. El templo «pseudodíptero» queda dispuesto de manera que tenga ocho columnas en la fachada y en la parte posterior y a los lados quince columnas incluyendo las angulares. Las paredes del santuario, en la fachada y en la parte posterior, quedan frente a las cuatro columnas, que ocupan el centro. Así, quedará un espacio abierto en derredor de dos intercolumnios más la anchura del imoscapo, desde las paredes hasta las últimas filas de columnas.
En Roma no tenemos ejemplares de esta, clase de templos pero sí en Magnesia, el templo de Diana, construido por Hermógenes de Alabanda, y el templo de Apolo, levantado por Menesteo. El templo «díptero» tiene ocho columnas en el pronao o vestíbulo y otras ocho en la parte posterior; rodeando al santuario se levanta una doble fila de columnas, como es el templo dórico de Quirino, y en Éfeso el templo jónico de Diana, construido por Ctesifonte. El «hipetro» es un templo de diez columnas en la fachada y otras diez en la parte posterior. Los demás elementos coinciden con los del templo «díptero», pero en su parte interior posee dos pisos de columnas, alejadas de las paredes, todas en derredor, como el pórtico de los peristilos donde su parte central queda al descubierto, sin techumbre. Tiene puertas con batientes a uno y otro lado, en el pronao y en la parte posterior. Tampoco tenemos en Roma ningún ejemplar de esta clase de templos, pero sí en Atenas el templo octóstilo dedicado a Júpiter Olímpico.
CAPITULO TERCERO
CLASES DE TEMPLOS
Cinco son las clases de templos cuyos nombres son los siguientes: picnóstilo, cuando tiene columnas muy espesas; sístilo, si sus columnas son más espaciadas; diástilo, con las columnas aún más separadas; areóstilo, con las columnas más separadas de lo que es conveniente; éustilo, cuando las columnas están a una distancia proporcionada entre sí. Por tanto, el «picnóstilo» tiene un intercolumnio de un diámetro y medio de la columna, como son el templo de Julio, el templo de Venus en el Foro de César y otros templos levantados de manera similar.
El «sístilo» es el templo en el que las columnas distan entre sí el doble de su diámetro y los plintos de las basas de las columnas son cuadrados, como también es cuadrado el espacio que media entre dos plintos; así es el templo de la Fortuna Ecuestre, junto al teatro de piedra y otros muchos construidos de igual forma. Estas dos clases de templos ofrecen algunos defectos, principalmente para su uso; cuando las matronas suben sus escalones para las rogativas, no pueden acceder cogidas de la mano a través de los intercolumnios, sino solamente una detrás de otra; de igual modo, el aspecto de los batientes de las puertas queda cubierto por la espesura de las columnas e incluso las mismas estatuas resultan poco visibles; tampoco es posible dar paseos en torno al santuario, debido a su exagerada estrechez.
He aquí la estructura de un templo «diástilo»: su intercolumnio equivale a tres diámetros de las columnas, como es el templo de Apolo y de Diana. Tal disposición ocasiona un seno problema: acaban rompiéndose los arquitrabes, debido a la gran distancia que hay entre las columnas.
No se pueden utilizar arquitrabes de piedra ni de mármol en los templos «areóstilos», sino que deben colocarse unas vigas de madera, de uno a otro lado. El aspecto exterior de estos templos es muy alargado, tienen mucho peso y pocas columnas que lo sostengan, son poco elevados, anchos y adornan sus frontispicios al estilo toscano con estatuas de barro o de bronce dorado, como es el templo de Ceres, junto al Circo Máximo, el templo de Hércules de Pompeyo y el del Capitolio.
Pasemos ahora a explicar la disposición del templo «éustilo» que es el que, con toda seguridad, ofrece más cualidades en cuanto a su utilidad, su aspecto o figura y su solidez. Entre las columnas debe dejarse un espacio equivalente a dos diámetros más un cuarto del imoscapo; el intercolumnio de la parte central, ubicado en la fachada, y el intercolumnio de la parte posterior tendrán un ancho igual al diámetro de tres columnas: así lograremos un agradable aspecto, una entrada accesible sin ninguna clase de obstáculos y un magnífico paseo en torno al santuario. Se obtendrán tales propiedades si se procede de la siguiente manera: el frente del solar donde se levantará el templo, si se tratara de un tetrástilo, divídase en once partes y media, sin contar los plintos y los resaltes de las basas de las columnas; si va a ser de seis columnas, divídase en dieciocho partes; si octóstilo, se dividirá en veinticuatro partes y media.
Tanto si se trata de un tetrástilo, hexástilo como de un octóstilo, tómese una parte como unidad que servirá de módulo. El módulo será igual al diámetro de las columnas. Cada uno de los intercolumnios, excepto los intercolumnios centrales, será de dos módulos y cuarto; los intercolumnios centrales, situados en la fachada y en parte posterior, tendrán tres módulos. La altura de las columnas se elevará una justa proporción de módulos. En Roma no tenemos ningún templo de estas características, pero sí en Asia, como es el templo hexástilo dedicado al dios Baco, en Teos.
Hermógenes fue quien fijó estas relaciones de simetría e incluso fue el primero que estableció la estructura del templo «pseudodíptero», en griego exo stylon. Eliminó las filas interiores de columnas, en número de treinta y cuatro de los templos dípteros, con lo que ahorró abundantes gastos y trabajo. En la parte central dejó Hermógenes un extraordinario espacio abierto para pasear, en torno al santuario, sin desvirtuar absolutamente nada su aspecto exterior, sino que mantuvo la calidad modélica de la obra en su totalidad, precisamente por su distribución sin dejar espacios inútiles.
Descubrió la proporción y medida del ala de un edificio y la distribución de las columnas en torno al santuario, de manera que su aspecto exterior posea belleza, debido al mayor contraste que ofrecen los intercolumnios; además, si una tormenta de agua cayera con violencia e impidiera la salida a la multitud, no habría ningún problema, pues en el templo, y junto al santuario, queda un ancho espacio donde esperar el cese de la lluvia. Así es la disposición del templo «pseudodíptero». Con astuta habilidad Hermógenes consiguió la eficacia perfecta de sus obras y nos dejó una fuente donde las generaciones puedan beber los métodos de sus enseñanzas.
En los templos «areóstilos» las columnas deben levantarse de modo que sus diámetros sean una octava parte respecto a su altura. Igualmente, en el diástilo la altura de la columna debe medir ocho partes y media respecto a su anchura, tomando su diámetro como una parte.
En el sístilo la altura de la columna divídase en nueve partes y media y una parte será el diámetro de la columna. En el picnóstilo debe dividirse la altura de la columna en diez partes, y una parte será igual a su propio diámetro. Las columnas del templo éustilo y las del sístilo se dividirán en nueve partes y media, siendo una parte el grosor de imoscapo.
Lograremos la proporción de los intercolumnios siguiendo estas medidas. Según van aumentando los espacios entre las columnas, así irá creciendo, en proporción, la anchura o diámetro del fuste de la columna. Si en el areóstilo la altura fuera nueve o diez partes del diámetro, la columna parecerá como algo pequeño, pobre y reducido; debido a los espacios de los intercolumnios, el vano libre disminuye y reduce aparentemente la anchura de las columnas, en su aspecto exterior. Por el contrario, si el diámetro fuera una octava parte de su altura, en los pícnóstilos, debido a la espesura y estrechez de los intercolumnios, se conseguirá un aspecto pomposo y sin gracia.
Por ello, es muy conveniente mantener las exigencias de la simetría en cualquier clase de obra. Las columnas angulares deben levantarse bastante más gruesas que las otras, una quincuagésima parte más que el diámetro de las otras columnas, pues quedan exentas y parecen más esbeltas y delgadas a los espectadores. Lo que erróneamente se puede percibir, debe solventarse por medio del arte.
Deben hacerse contracturas o disminuciones en los hipotraquelios superiores de las columnas, de manera que sí la columna tiene una altura menor de quince pies, el diámetro del imoscapo se dividirá en seis partes y se darán al sumoscapo cinco partes. Igualmente, si la columna tiene de altura de quince a veinte pies, divídase el imoscapo en seis partes y media y el diámetro del sumoscapo será de cinco partes y media. La columnas cuya altura mida entre veinte y treinta pies, se dividirá su imoscapo en siete partes y la contractura del sumoscapo constará de seis de estas partes. En las columnas con una altura entre treinta y cuarenta pies, divídase el imoscapo en siete partes y medía y la contractura superior constará de seis partes y media. En las columnas que midan de cuarenta a cincuenta pies, igualmente debe dividirse el imoscapo en ocho partes y la contractura en el sumoscapo, debajo del capitel, medirá siete de estas partes. Si la columna tiene una altura mayor disminuirá su diámetro según estas proporciones, manteniendo el mismo método.
Cuando se mira a una columna de abajo a arriba, su altura engaña a la vista y por ello debe subsanarse este error aumentando el diámetro de la columna. Lo que persigue la vista siempre es la belleza y si no favorecemos este auténtico placer mediante la proporción y las adiciones que se van añadiendo, con el fin de ir acrecentando lo que inducía a engaño, ofrecerá un aspecto exterior desagradable, falto de elegancia para quienes lo contemplen. Al final del libro daremos una explicación sobre lo que se añade en la parte intermedia de las columnas, que en griego se llama Éntasis, y describiremos cómo se consigue que sea delicado y apropiado.