#InPerfecciones
Traer a escena el tema de la amnistía vía el diálogo con grupos armados pone de manifiesto que el fin justifica los medios aunque quede de lado la impartición de justicia.
Carlos Rosas Cancino / @CarlosRosas_C
carlos.rc@inperfecto.com.mx
Los rumores que han manejado la versión de que la secretaria de Gobernación Olga Sánchez Cordero ha presentado su renuncia al cargo sin que ésta le sea aceptada por el Presidente en más de una ocasión no dejan de ser únicamente eso, rumores, sin embargo, las señales sobre la incomodidad evidente de la secretaria en el cargo resultan notorias ante la falta de cuidado, incluso de delicadeza cuando de seguridad y obtención de la paz se habla.
La declaración de la ex ministra ha representado un “tropezón” para la Secretaría de Gobernación que se concentró tanto en justificar lo dicho por Sánchez Cordero que lo único que ha logrado es hacer el ridículo, ya que “sin querer queriendo” ha puesto sobre la mesa un tema que en su momento causó molestia y que ahora le abona –todavía más- a la “felicidad” de la que habla el Presidente –y que supone- todos gozamos.
Declarar que “estamos dialogando con muchos grupos que ya no quieren seguir en esta violencia” o que el Gobierno se encuentra negociando el desarme con grupos que se han estado combatiendo unos a otros y se han estado cometiendo los homicidios de un grupo contra otro, resulta confuso, ya que si no mal recordamos, lo que sigue a un homicidio es una averiguación y posteriormente una detención del o los presuntos responsables para la correspondiente impartición de justicia, ese es a groso modo el camino de casos de ese estilo y no la charla amena donde se pone sobre la mesa el perdón a cambio de la deposición de las armas para negociar la paz, eso huele a amnistía, eso huele a chantaje, eso huele a desesperación del Gobierno al no saber como enfrentar un tema con raíces tan profundas en México.
Nadie podrá negar que la intención de conseguir la paz es en definitiva un acto loable, necesario, es más, es fundamental, pero las formas son las que dejan mucho que desear, sobre todo cuando los índices de inseguridad se han disparado, con todo y el despliegue de la Guardia Nacional que nos hace cuestionar dicho esfuerzo si a lo que está dispuesto el Gobierno es a sentarse a “dialogar” con grupos que evidentemente han estado por encima de la ley y que técnicamente estarían firmando un pacto de impunidad.
Si Sánchez Cordero se “equivocó” de manera deliberada o no, o si de manera velada se toca el tema de la amnistía para traerlo a escena y comenzar a familiarizarnos con el perdón de los delitos a cambio de la paz nos hace recordar que “el fin justifica los medios”, pero en materia de seguridad resultaría un error negociar los términos de la paz guardando en el cajón la impartición de justicia que exigen la los deudos las víctimas de un conflicto que ha lastimado a todos y ha permeado en la percepción y confianza en las autoridades.
