#SecretosDeNuestroMéxico
“Es como si estuviera haciendo un viaje al pasado, a la época prehispánica, es un día de fiesta, danzantes bien personalizados, penachos, colores, ofrendas, personas que hablan en sus idiomas nativos…”
Dacia Villegas.
turismo@inperfecto.com.mx
Hola a todos, un placer saludarlos nuevamente a través de mis aportaciones que espero les ayuden en sus viajes o en rutas nuevas para que se animen a realizarlas, en esta ocasión les voy a contar de un lugar hermoso que está adelante de Taxco y que una vez al año se vuelve mágico, lleno de colorido y de danzantes.
La primera vez que fui a Ixcateopan fue porque mi abuelita tenía familia ahí y quería visitarlos ya que no se visitaban desde su niñez, lo más interesante de ese lugar es que me enteré que se dice que ahí están enterrados los restos de Cuauhtémoc el último emperador azteca.
En esa ocasión investigué más sobre la festividad y al siguiente año visité el lugar en la fecha adecuada para verla y vivirla.
Para llegar a Ixcateopan desde CDMX o Cuernavaca primero se llega a Taxco, que es buena excusa para pasar a desayunar temprano, se sigue una carretera federal llena de curvas pero abundante de naturaleza lo que la hace sumamente agradable, hay una época del año que se forman cascadas naturales y es buena opción para detenerse a admirarlas.
El pueblo es bonito, sus calles son muy similares a las de Taxco pero más amplias y por su puesto el lugar es más pequeño.
La festividad grande se lleva el 22 y 23 de febrero donde danzantes de muchas partes del país se reúnen para rendirle culto a Cuauhtémoc, les puedo decir que es algo impresionante, en lo personal nunca me había tocado ver tantos reunidos, son danzantes comprometidos y amantes de lo que practican, sin duda una experiencia única.
Los danzantes portan penachos únicos, vestimenta muy bien elaborada y pinturas bien definidas. Desde que se llega a Ixcateopan hay muchos carros, nada que ver con otras fechas del año.
Al empezar a caminar hacia el centro, que es donde todos se concentran, es como si estuviera haciendo un viaje al pasado a la época prehispánica, es un día de fiesta, todo lo que ves a tu alrededor, son danzantes bien personalizados, penachos, colores, cascabeles, ofrendas, sahumerios, aromas, comida tradicional, personas que hablan en sus idiomas nativos, huicholes que sobresalen por su vestimenta, hierbas, frutas, etc.
Al llegar al centro, sin duda observarás un tianguis de la época prehispánica, los comerciantes son los danzantes que llevan cosas de sus comunidades para intercambiar, hay música prehispánica que alegra el ambiente, hay comida para degustar el paladar, hay personas que hacen limpias, masajes y demás rituales.
Junto al pequeño zócalo hay un museo en el cual se exhiben piezas prehispánicas y parte de la historia de cómo llegaron ahí los restos del último emperador mexica, lo que se me hace más interesante y me deja sorprendida es que en el registro de visitantes la mayoría de ellos son extranjeros, platiqué con el encargado en turno del museo y me comentó que efectivamente en un lugar muy valorado y visitado principalmente por gente de otros países, me dice que incluso hay extranjeros que llegan al lugar en diferentes épocas del año porque hacen investigación y este lugar es clave para obtener información histórica.
Caminamos unas cuadras hacia una pequeña zona arqueológica de la región y nos damos cuenta que aún está en proceso, no está lista en su totalidad para exhibirse, también nos esteramos que va lenta y que incluso se ha detenido porque no hay presupuesto destinado a ese sector, una triste noticia, así que lo poco o mucho que han avanzado es por apoyo del pueblo mismo.
Nos dirigimos al punto clave de la visita a Ixcateopan que es su iglesia, donde en una sala se encuentran los restos de Cuauhtémoc, algunos dicen que este hecho es cierto, algunos otros comentan que no, lo importante es el ritual, la vibra que se siente en ese lugar, la cantidad de danzantes que se concentran y se van turnando para ofrecer ofrenda, la pasión con que lo hacen, sin duda la sala es amplia pero está tan llena que parece pequeña, hay flores y frutas en el altar, nos acercamos más y se aprecian huesos humanos lo que dicen ser de Cuauhtémoc.
Sin duda una experiencia diferente, un viaje que puede ser de un día y pareciera que fue de una semana por lo mucho se vive, que se ve, que se aprende. Recuerden agendar este evento en febrero créanme ¡es único!
Recomendaciones:
- Es un viaje que se puede hacer de un día o dos, así que si se van a hospedar reserven previamente o lleven casa de acampar aprovechando que hay lugares asignados para camping.
- Si van a hacer al viaje de un día, salgan temprano para trata de estar a las 10 am.
- Bloqueador solar.
- ¡Buena vibra!