#InPerfecciones
Vuestra merced debería disculparse con aquellos a quienes vuestros actos agraviaron.
Carlos Rosas C /@CarlosRosas_C
carlos.rc@inperfecto.com.mx
“Visión de los Vencidos”, obra de Miguel de León-Portilla representa un documento invaluable dentro de la literatura mexicana; es el testimonio de la otra cara de la moneda, la voz de aquellos quienes bajo la lógica de que “la historia la escriben lo vencedores” se ven obligados a guardar silencio, sin embargo, esta obra nos permite acceder a esa narrativa, la narrativa de aquellos que dejaron ese testimonio que nos remite al choque descomunal entre los conquistadores y nuestros ancestros. Como lo diría el extinto José Emilio Pacheco “un gran poema épico de los orígenes de nuestra nacionalidad”.
Históricamente México y España tienen un palmares muy extenso en cuestión de relaciones diplomáticas, desde la conquista –con todo y tacos de carnitas- los tratados de la Soledad, los refugiados de la guerra civil española etc. es decir, nos unen más cosas de las que podríamos creer, sin embargo, la sorpresa literalmente invadió a propios y extraños cuando se reveló el contenido de las misivas que la Presidencia de la República envió al gobierno español y al Vaticano, nada más y nada menos que para solicitar se pida una disculpa pública a todos los pueblos originarios agraviados en su derechos humanos durante la conquista, bajo el argumento de buscar la reconciliación entre las naciones ya que AMLO hará lo propio disculpándose con los pueblos originarios por los agravios cometidos por el gobierno.
La respuesta del Gobierno español que resultó negativa manifestando que no es posible juzgar la conquista bajo consideraciones contemporáneas, hecho que provoca la gota que derrama el vaso de la diplomacia para nuevamente confrontar a todos contra todos que se tiran de mordidas defendiendo ambas posturas, unas por la dignidad de los pueblos originarios y otras por lo que ya no tiene sentido reclamar 500 años después.
Pero el análisis que se debe hacer es fuera de lo que implica una solicitud que parece no tener sentido, porque si lo tiene, pero no precisamente para defender la dignidad de los pueblos originarios ya que por sentido común la reparación del daño no se da con el hecho de ver que una “potencia” se disculpe por los agravios, o que el mismo López Obrador se disculpe con aquellos a quienes les arrancaron familiares, tierras, y vida porque con una disculpita no se regresa el tiempo, ni las riquezas ni la riqueza cultural perdida. Aquí lo más interesante es nuevamente el discurso, el marketing político, la imagen del presidente que lleno de dignidad y de manera “valiente” exige al gobierno español y al rey se disculpen por las tropelías realizadas y enfrentándose tambien con la cabeza de la iglesia católica en el mismo tenor para sumarse a la historia nacional como el presidente de la dignidad, de la reconciliación, y del perdón, es decir, buscando el protagonismo meramente histórico que nada abona a soluciones tangibles.
Es muy importante no perder de vista esta clase de mensajes porque lo que es realmente importante en cuestión de política y economía y que no tiene 500 años se encuentra presente pensando en la banca y en aspectos que probablemente tuvieran un peso específico mayor que engancharse en el estira y afloja de exigir una disculpa que no vendrá por el simple hecho de encontrarse fuera de un contexto según la consideración del gobierno español. Y lo que es muy cierto es que si lo que se espera es reconciliar al país cuando nos encontramos envueltos en la coyuntura entre “fifís” y “transformados”, no hay punto que haga coincidir a las partes ni lo logrará mientras se continúe agraviando a los mismos ciudadanos mexicanos con la pobreza y la falta de oportunidades, agraviando con los desaparecidos, los desplazados, etc. mientras esa costumbre no se erradique, el tema de la reconciliación simplemente quedará en un discurso demagogo lleno de paja.