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VIH, la “ruleta rusa” que juegan los jóvenes

#Sexualidad
En casa los cuidados eran extremos, la rutina de ir a la escuela y regresar al hogar era asfixiante, y a los 19 años existen otras inquietudes, hay un mundo que provoca curiosidad. Pero solo bastó con infringir las reglas paternas para descubrirlo.

 

Notimex
Por Susana Hernández Valles

En casa los cuidados eran extremos, la rutina de ir a la escuela y regresar al hogar era asfixiante, y a los 19 años existen otras inquietudes, hay un mundo que provoca curiosidad. Pero solo bastó con infringir las reglas paternas para descubrirlo.

Para ello, Salvador Torres Castañeda encontró en las fiestas, antros y bares de la Ciudad de México el escape a la burbuja donde lo habían metido sus padres, y cansado de esa situación, eligió probar los placeres de su edad y adentrarse a un terreno desconocido.

Pero su inexperiencia, combinada con el abuso de alcohol y el consumo de drogas sintéticas, lo llevaron a tomar malas decisiones. Comenzó a tener sexo sin protección con muchos hombres. Sin fijarse más que en la apariencia atlética y “sana” de los chicos: jugó a la “ruleta rusa”.

Tras dos años de vida loca, como él la llama, y acompañado de un grupo de amigos, el estudiante de diseño de modas se enteró por medio de una prueba rápida de VIH en una unidad móvil (Prueba Bus) que era portador del Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH).

No supo en qué momento sucedió. La noticia le cayó como un balde de agua fría, lo paralizó. Trató de calmarse, en ese momento no lloró ni en los días siguientes.

“Nunca crees que te puede pasar… hasta que te pasa”, jamás conoció a ningún hombre con apariencia enferma, ya que de esa forma se imaginaba a los portadores del virus, flacos, pálidos y con la vida yéndose.

En entrevista con Notimex, el director de Atención Integral del Censida, Carlos Leonardo Magis Rodríguez, detalló que en México hay alrededor de 200 mil casos de VIH, de los cuales sólo 126 mil conocen que están infectados.

La vía de infección más frecuente es la sexual. El virus puede trasmitirse de hombre a mujer, de hombre a hombre o incluso de mujer a mujer, aunque esta última es, con mucho, la menos probable.

“El grupo más afectado en México, donde tenemos más pacientes, es el de hombres que tienen sexo con otros hombres. La prevalencia en este sector es de 15 por ciento, en la población de hombres que no tienen sexo con otros hombres la prevalencia de VIH es de 1.0 por ciento”, puntualizó.

Es decir, la prevalencia es igual al número de afectados, dividida entre el número total de personas que pueden llegar a padecer la enfermedad.

Otra forma de transmisión es por sangre: sea transfusión o trasplante de órganos, “aunque desde 1986 en México esto está controlado”. Una más es por drogas inyectadas, como la heroína, cuando los usuarios comparten las jeringas. Este fenómeno se da, sobre todo, en el norte del país.

Salvador tardó unos días en realizarse una prueba confirmatoria, pero la Healthcare Foundation lo animó a hacerla. Le explicaron que de cada 10 personas que se hacen la primera prueba y salen positivos, sólo tres acuden hacerse una prueba confirmatoria.

Tras la confirmación del diagnóstico lo asaltaron algunas dudas: qué hago, dónde me atiendo, cuánto me va a costar. Se le vino el mundo encima, estaba asustado, tenía miedo al rechazo, se sentía como apestado, días después vino la depresión. Sin embargo, no quería que sintieran lástima por él.

La fundación lo invitó a un grupo de autoayuda, el cual fue un parteaguas en su vida, fue reconfortante; por primera vez se sintió mejor, y también por primera vez se permitió llorar, pues a pesar de mostrarse fuerte, estaba en duelo: había perdido su salud.

En ese momento, Salvador decidió responsabilizarse de sus actos más que culparse, pues se sentía agraviado con él mismo por haber puesto en riesgo su salud de esa manera. Pero también se puso una coraza, no quería que nadie lo ayudara, “en esto me metí yo solo y solo tengo que salir”, pensó.

Comenzó a informarse y tratarse de manera gratuita en la Clínica Especializada Condesa (CEC) en esta ciudad de la cual también recibió apoyo psicológico, y estaba listo para compartirlo con su familia.

El director de Atención Integral del Censida precisó que la edad promedio de las personas que pueden infectarse con el virus es de 24 años, mientras que para comenzar con enfermedades relacionadas con el virus es de 34 años.

Señaló que los varones son los que presentan mayor tasa con VIH, cuatro hombres por cada mujer, mientras que la población clave y más vulnerable son las mujeres transgénero, la prevalencia es de 20 por ciento (a 2013).

De acuerdo con el Centro Nacional para la Prevención y el Control del VIH y el Sida (Censida), el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) afecta a las células de defensa del cuerpo. Si la infección no es tratada a tiempo afecta el sistema inmunológico de las personas, lo que se denomina Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (sida).

El virus se encuentra en la sangre, en los fluidos de los órganos sexuales (líquido preeyaculatorio, semen, secreción vaginal) y en la leche materna. Una vez que se encuentra dentro de las células del cuerpo, las utiliza para replicarse.

Magis Rodríguez destacó que la Ciudad de México es la que tiene más casos de VIH con 11 mil 447 personas, que ya están en tratamiento antirretroviral, le sigue Veracruz con siete mil 242 y el Estado de México con seis mil 738 casos.

La mamá de Salvador fue un pilar en su proceso, eso le ayudó para compartir su experiencia con otras personas y se hizo cargo del grupo de apoyo para personas que viven con VIH, Milk Sero, porque él quería retribuir lo que habían hecho.

Tiempo después, la Asociación Cuenta Conmigo lo invitó para hacer un video: “El VIH en mi vida”, esa fue la primera vez que lo hizo público, participó para que la gente no creyera que era el apestado, quería que lo vieran como se sentía “pleno y feliz”, con la diferencia de que ahora acude al médico a revisarse.

El director del Censida señaló que existen grupos de apoyo para acompañar a las personas portadoras del virus “el Censida convoca a la sociedad civil a programas de prevención y acompañamiento, la cual siempre es muy participativa”.

Por otro lado, precisó que la última tasa de defunción al cierre de 2015 es de 3.9 por ciento con tendencia a la baja.

En contraste, la expectativa de vida de un paciente que empieza con VIH a 2016, a partir de que comienza su tratamiento es de 40 años.

Salvador tuvo un diagnóstico oportuno, se atendió rápido e inició temprano su tratamiento, su carga viral es indetectable, es decir, si se le rompe un condón sólo tiene 4.0 por ciento de transmitir el virus, su cuerpo comienza a nivelarse y tiene una mejor calidad de vida.

Su proceso lo ha llevado a construirse de manera diferente de la persona que era hace cinco años, “es una de las ventajas cuando tomas al toro por los cuernos, en vez de lamentarte en la oscuridad de tu casa”, resaltó.

“Cuando tienes un diagnóstico así, hay dos opciones: te responsabilizas o te hundes y te dejas morir y esa opción no me gustaba. Ese es el aprendizaje que me llevo del diagnóstico que puso de cabeza mi vida”, finalizó.

NTX/SHV/EVG/ETS16

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