Ícono del sitio

LOS SECRETOS DE LAS BARRANCAS DEL COBRE

 

#RinconesDeMéxico

Son aproximadamente 4 kilómetros de impresionantes vistas al fondo de las barrancas más profundas de México.

 

Román Sánchez.

turismo@inperfecto.com.mx

 

¡Quihubole! ¿Cómo estás?  Te saludo a la distancia…

Es en estas fechas, que paradójicamente me parecen más cálidas, porque solemos buscar ese rico calorcito hogareño y hoy como siempre, te deseo te encuentres de lo mejor en ese calor familiar.  También te deseo buenas rutas y te convido a mi siguiente destino: ¡Vamos!

En el verano del 2016 hice esta ruta a mochilazo por Chihuahua, estando en Creel, quise tomar el tren Chepe con rumbo a Divisaderos, pero los lugares ya estaban agotados, así que mi alternativa fue tomar un camión, que después supe me convenía más si pensaba irme haciendo paradas en los pueblos. Para esto, puedes tomarlo en alguna de las dos centrales en Creel con rumbo a Divisaderos, o sea, Barrancas del Cobre, como te digo, hay dos líneas, son cómodos y pasan cada hora a la hora.

Después de recorrer unos 50 kilómetros, en una intrincada carretera llena de pinos, (sí… ¡Pide ventana!) llegamos a la siguiente parada de el tren: Divisadero, es de aclarar que cuando vas en el tren solo puedes estar allí por quince minutos, después de esto, continúan su camino. Pero como yo iba en camión, me bajé allí mismo y caminé a lo largo del andador que corre paralelo a las Barrancas, son aproximadamente 4 kilómetros de impresionantes vistas al fondo de las barrancas más profundas de México y donde se encuentra el parque de aventuras con una espectacular tirolesa de más de 5 kilómetros divididos en diversos tramos, el más largo supera un kilómetro y a una altura de casi 500 metros, es sin duda uno de los atractivos más extremos que puedes realizar allí, además, hay otros atractivos como una vía ferrata y el teleférico, algo que, sin duda, ¡no te puedes perder! Allí mismo se encuentra un restaurante en el cual puedes comer  o caminar en su piso de vidrio y ver el precipicio a tus pies… Escalofriante para los acrofobicos, y todo un reto mental a vencer. En ese lugar existen varias alternativas de hospedaje, pero la mía fue trasladarme al siguiente pueblito, Areponapuchi.

 

.

Areponapuchi me recordaba a uno de los pueblos donde viví las épocas de mi infancia, el clima es muy fresco a pesar de que era verano.  Allí podrás encontrar cómodas cabañas a muy buen precio y no tan alejadas de los atractivos turísticos que te menciono, además, las mismas personas que te las rentan te ofrecen llevarte o traer a Divisaderos.  

A mi me gusta caminar, y mi sentido de orientación me dijo que cortara camino por medio del  bosque y así lo hice, había muchas veredas, algunas atravesaban por maizales y arroyuelos, todo aquello era bosque, los sonidos que me acompañaban eran los cantos de aves que intentaba ver e identificar, en una  de ellas, a lo lejos, vi primero una silueta con sombrero, ya después, se tornó tarahumara, el cual arriaba un asno cargado a los costados, en eso, desafortunadamente resbaló y cayó, yo apresuré mi paso para asegurarme que estuviera bien y comenzamos a caminar juntos,  hablábamos y al mismo tiempo, me indicó el camino más recto.

Aquel hombre era una persona de unos setenta años que vivía allí mismo en medio del bosque, me convido de su carga que eran ciruelas rojas, las cuales no había podido vender en el pueblo, le compré una bolsa entera, pero no las podía cargar, así que me comí las que pude, estaban realmente deliciosas  y dulces pero el precio era ridículamente bajo. Aunque él no accedía, yo terminé pagándole un poco más.

Caminamos unos 10 minutos más y su chimenea humeante hacía que la cabaña se viera de lejos, enmarcada por un corral de piedras en medio de un verde maizal, estaba al paso y me convidó a pasar, ya dentro, el aroma era delicioso, su señora esposa horneaba lo que después supe que eran empanadas de mermelada a base de frambuesas silvestres y recolectadas en el bosque por ellos mismos, francamente me sentí tan afortunado de haber decidido caminar, hasta se me hizo tarde y no alcancé boletos para la tirolesa cuando al fin llegué. Pero no importaba, llevaba un cargamento de empanadas con calor de hogar. ¡Total! la tirolesa ahí va estar, me dije,  y seguí mi camino hacia mi próximo destino, Chihuahua capital.

¡Hasta la próxima!

#InPerfecto

Salir de la versión móvil