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¿SOMOS CRÍTICOS O CRITICONES DEL ARTE? ¿SABEMOS HACERLO? ¿ES PURO EGO?

#Arquitectura

La arquitectura se apoya en el arte para desarrollarse, no es simplemente levantar muros y cubiertas o los ornatos -balaustras de cisnes o medallones de yeso- los que le dan un valor “artístico” a una caja de zapatos hecha de concreto a tabiques.  

Carlos Rosas C.   

carlos.rc@inperfecto.com.mx

 

Cuando vamos de visita a la casa de nuestras amistades o familiares es imposible no criticar algún detalle sobre todo cuando nuestro conocido nos presume como es que entre su maestro y él tomaron la magnifica idea de poner la escalera justo al abrir la puerta. Independientemente de que nunca hayamos pisado la escuela de arquitectura “nuestro” –el mas profundo- sentido común tenderá a descalificar algo de esa solución porque de lo que se trata es de pensar que nuestras ideas pueden tener mejores resultados, estrictamente es una cuestión de ego.

 

 

No se trata de exhibir cuanto sabemos o no sobre arquitectura o arte, finalmente el ojo educado se adquiere con el estudio y la observación, sin embargo, es necesario apoyarnos en otras disciplinas para conseguir emitir un juicio muy objetivo al momento de dar una opinión sobre la obra de otro arquitecto o algún artista plástico durante una exhibición o muestra, en el caso de que nos dediquemos a alguna de las ramas que se desprenden de estas disciplinas.

 

Lo cierto es que cuando menos en México no gozamos precisamente de una educación artística muy profunda o muy estudiada, efectivamente tenemos artesanos extraordinariamente sensibles, artistas plásticos fenomenales, y hasta improvisados con un talento fuera de serie, pero, quien no se dedica a las artes pero si tiene esa aspiración o ensueño por pertenecer a la clase mas “pudiente” que desde luego que sabe mucho de arte y esas cosas finas que los “ricos” disfrutan, resulta que a la hora de juzgar una obra plástica, arquitectónica, pictórica, escultórica, etc. no tienen reparo en expresar airadamente un “mi primito de 5 años dibuja mejor”, y claro que esos “profesionales de la opinión de arte” con seguridad en su vida el único momento en que han tenido un lápiz en sus manos ha sido para responder un examen de opción múltiple de la escuela, y todo esto, seguro estoy que a los que nos encontramos inmersos en el contexto de la materialización de ideas hace eco cuando escuchamos una crítica hacia el “gremio” al que pertenecemos.

 

 

En el caso de los arquitectos es común enfrentarnos al desdén de los clientes que presumen a su maestro albañil que levantó la casa de su hermano sin arquitecto “nomás” con lo que aprendió en un cursito que le dieron en esos talleres para poner tu changarro, en resumen, a ti como arquitecto te están contratando para que les dibujes los “planitos” de su “casita” y eso para realizar el trámite ante las autoridades, de modo que tu preparación escolar y tendencias funcionalistas o deconstructivistas se ven reducidas al sueño de un cliente que quiere su fachada estilo victoriano que vió en una serie gringa.

 

Stefan Morawsky (1921-2004) en su libro “Fundamentos de estética” hace un planteamiento importante al respecto a la forma en que se percibe el arte y la manera en que se cometen algunas imprecisiones al respecto, veamos de que nos habla.

 

“Por lo tanto, el problema a comentar inicialmente puede plantearse en estos términos: ¿Qué es el valor artístico? He utilizado el término “artístico”, y no “estético”, para subrayar mi opinión de que el valor compuesto por los artistas, el valor artístico, es el tipo concreto y el modelo primordial de todo el valor estético. Dicho de otro modo, el valor con que aquí tratamos es objetivo-subjetivo.”

 

“Artístico” se refiere al aspecto objetivo, y “estético” al subjetivo, de un mismo campo metodológico. Según esta concepción el arte no solamente puede encarnar la naturaleza e inspirarse en ella, sino que en realidad es el principal modelo para la sensibilidad mediante la cual, en conjunto, proyectamos las evaluaciones estéticas sobre la naturaleza. También tomamos del arte el modelo a cuya luz, y dados ciertos contextos, calificamos de “estéticos” algunos acontecimientos u objetivos de la vida cotidiana.”

 

“Sin embargo, algunos lectores tal vez sigan objetando si no comenzamos por considerar las realidades de la creatividad estética o de la recepción (experiencia) estética, en tanto que medios de orientación respecto al valor artístico. Ciertamente es imposible ignorar por entero las afirmaciones en el sentido de que la experiencia estética puede constituir la norma que nos permita desarrollar nuestros criterios axiológicos por cuanto una de las orientaciones principales para establecer el valor estético basa su legitimidad en el aserto de que la experiencia del arte autoriza a definir que objetos merecen la consideración de obras de arte.”

 

 

Bajo esta aseveración Morawsky pone de manifiesto aspectos que deben de considerarse antes de emitir un juicio de valor en un intento por dar una opinión sobre lo que se considera “arte” y que no, ¿a dónde queremos llegar?.

 

Antes de adentrarnos en el análisis y observación de elementos arquitectónicos me parece que es lo más conveniente reflexionar sobre las palabras de Stefan Morawsky, y sobre la forma en como incluso quienes nos dedicamos a este basto elemento donde lo formal, lo plástico, o lo que se deriva del diseño tendemos a desvalorizar lo que podría significarnos competencia bajo la temeridad de señalar que lo que emana de nuestra creatividad puede ser muy superior a la de otro.

 

Empecemos por esta parte y a partir de la siguiente entrega iremos analizando históricamente el arte y la arquitectura que han ido de la mano, para irnos sensibilizando y asombrándonos de lo que pueden considerarse magnificas piezas que debieran inspirarnos a desarrollar nuestro máximo potencial apreciando incluso lo ajeno.  

 

#InPerfecto

FUENTE

“FUNDAMENTOS DE ESTÉTICA”

ESTEFAN MORAWSKY

EDICIONES PENÍNSULA

SEGUNDA EDICIÓN 1999

PÁG. 20

ISBN. 84-8307-212-2