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1968 LA VENTANA A LA MEMORIA

ESPECIAL DE ARQUITECTURA,

 

 

1968 EN LA MEMORIA DE MÉXICO

 

Gracias estimados lectores, gracias equipo, gracias InPerfecto, el especial de Arquitectura dentro del marco de 1968 en la Memoria de México llega a su fin, pero no se detiene.

Carlos Rosas C.   

carlos.rc@inperfecto.com.mx

 

Vamos a recordar, vamos a repasar para reforzar lo que nos ha tenido aquí disfrutando relatos, imágenes etc. y cito de aquella semblanza lo siguiente:

 

“El espacio que habitamos, el paisaje que contemplamos, el color que nos evoca un sentimiento, las texturas que nos erizan la piel, la escala que nos cobija o nos aplasta y los detalles tan sencillos pero llenos de magia nos acompañan a lo largo de la vida como fiel testigo de nuestro paso por la historia, así es la presencia de la arquitectura en el desarrollo de la sociedad que deja el testimonio vivo y pausado en un instante de aquello a lo que nos remite”.

 

La arquitectura es un oficio que se debe ejercer con mucha dignidad sin abusar del medio ni de quienes la hacen posible y es justo bajo este discurso donde aquella arquitectura que se forjó antes de la década de los sesenta y que se convirtió en testigo del paso de los manifestantes, y también se convirtió en la plaza que retumbó con discursos incendiarios de estudiantes valerosos, de obreros conscientes, de médicos honorables, y campesinos orgullosos de su origen.

 

No podemos olvidar aquel 5 de junio de 1950 cuando los periódicos nacionales dieron cuenta de la ceremonia de colocación de la primera piedra del campus de la Universidad Nacional Autónoma de México. Mario Pani y Enrique del Moral, profesores de la Escuela Nacional de Arquitectura ganan el proyecto tomando en cuenta “el croquis en conjunto de tres alumnos, que eran: Enrique Molinar, Armando Franco y Teodoro González de León.

 

 

La obra del arquitecto Luis Barragán donde el énfasis existe en la preocupación por el uso de la luz natural y por los calculados efectos de esta en distintos momentos del día ha dejado una huella imborrable como ejemplo para muchos otros profesionales que buscaron seguir sus pasos.

A principios de 1955 Luis Barragán se ve involucrado en un gran proyecto de urbanización, Cuidad Satélite, al norte de la capital, invita al artista plástico Mathias Goeritz a participar en la definición del monumento que simbolizará al nuevo fraccionamiento que hoy en día es un ícono del norte de la ciudad.

 

Símbolos arquitectónicos que forman parte del perfil urbano que ha visto marchar a muchos estudiantes es la Torre Latinoamericana que se encontró finalizada a principios de 1956, siendo inaugurada el 30 de abril del mismo año, la Torre Latinoamericana era el edificio más alto de Latinoamérica. Su mirador público, ubicado en el piso 44 ofrece a la gente la mejor vista de la ciudad, y ganó prestigio a nivel mundial cuando resistió un fuerte terremoto que derribó el Ángel de la Independencia.

Domingo 28 de julio de 1957, son las 2 horas con 40 minutos y 51 segundos, un terremoto de intensidad 7.7 con epicentro en Acapulco sacudió fuertemente al entonces Distritito Federal, generando serios daños en la capital del país, la neurosis y sorpresa causada por el fenómeno natural es manifiesta entre los pobladores. El ángel de la Independencia ha caído, el asombro es monumental como la escala de ese ícono nacional. Debido a la caída del “Ángel” este evento será conocido como el “temblor del Ángel”. El monumento terminado fue inaugurado por Porfirio Díaz el 16 de septiembre de 1910, con motivo  del Centenario de la Independencia de México.

 

 

La década de los años cincuenta y sesenta trajo consigo la implementación de modelos vivienda copiados de los Estados Unidos y Europa donde la masificación de la vivienda fue considerada un avance en la forma en que la arquitectura haría frente a esta necesidad social. El vertiginoso crecimiento de la Ciudad de México: vertiginoso tanto en las cifras como en los cambios ocurridos en la experiencia metropolitana de quienes emigraron a los nuevos suburbios emergentes ante el acelerado crecimiento demográfico. Este proceso se dio también en el resto de la metrópoli bajo la influencia de nuevos modelos residenciales y de consumo, a menudo importados de los Estados Unidos (como ejemplo baste mencionar la apertura de centros comerciales o malls a mediados de los cuarenta o la inauguración del autocinema en los sesenta, el uso masivo del automóvil, etc.). A  Mario Pani se le considera como uno de los arquitectos de la modernidad, pues fue el promotor y autor de grandes proyectos modernos tanto en la ciudad de México como en otras ciudades.

 

Las unidades habitacionales se convirtieron en imagen esencial del perfil de la ciudad en un afán por aprovechar al máximo el espacio para dar lugar a la cada vez mayor población, dando así lugar a lo que a la postre se convertiría de manera coloquial en vecindades, unas de lujo y otras no tanto. Tlatelolco, Miguel Alemán, Independencia, Santa Fe, Torres de Mixcoac, Plateros, entre otras fueron precursoras de su tipo en un tiempo donde la crisis social comienza a crecer aunque es mayor el empuje social que busca mejores lugares para vivir.

 

 

Una de las edificaciones emblemáticas del porfiriato fue sin duda el Manicomio General de México. La construcción del Manicomio General costó $1,783,337.13un millón setecientos ochenta y tres mil  trescientos treinta y siete pesos” y se convirtió en una obra tan importante para el país, que su inauguración fue uno de los actos con que dieron inicio las Fiestas del Centenario de la Independencia. Políticos, intelectuales y personalidades extranjeras, se dieron cita al comenzar septiembre, para inaugurar el nuevo hospital.

 

 

En marzo de 1965 el presidente Gustavo Díaz Ordaz (1964- 1970) ordenó la sustitución del manicomio por instituciones alternas, cuatro denominadas hospitales campestres (que eran sitios similares a las granjas) y dos hospitales psiquiátricos (para pacientes agudos de corta recuperación) donde fueron enviados todos los enfermos internos; al mismo tiempo se planeó el cierre del manicomio que fue clausurado y demolido en 1968, para construir en su lugar unidades habitacionales y comercios. A este proceso se le conoció como “Operación Castañeda”. La noticia de la desaparición de La Castañeda se publicó el 27 de junio de 1968 quizá buscando con ello esconder los numerosos crímenes y abusos que se cometieron.

 

Terminar un ciclo siempre es buen pretexto para reflexionar pero no para detenerse, y en este especial de arquitectura dentro del marco de 1968 en la Memoria de México les estoy agradecido por estar al pendiente y seguirnos. Este especial contextualizado hace 50 años nos ha dado una probadita de este inmenso mundo donde la arquitectura juega un papel muy importante en el desarrollo de la sociedad. No se pierdan las siguientes entregas del especial de arquitectura que nos llevará por lugares maravillosos llenos de poesía tangible que alimenta el pensamiento onírico de todos los que disfrutamos de este bello y noble oficio. Muchas gracias, no olvidemos, no claudiquemos, no callemos nunca. ¡Viva México!

 

#InPerfecto

 

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