#InPerfecciones
México queda ante el ridículo al ser sus funcionarios los lame botas de Donald Trump, mientras en Canadá defienden a capa y espada sus intereses.
Miguel Angel Millán Cancino
miangel.millan@inperfecto.com.mx
Tenemos que iniciar a aplaudir la firma de un acuerdo comercial en el que probablemente Canadá no esté incluido, pues parece ser que Trudeau, el mandatario del país del norte de los Estados Unidos parece ser la piedra en el zapato de Mr. Donald Trump que ha querido presionar a los países integrantes del TLCAN para poder llegar a un Tratado de Libre Comercio que solo sea conveniente para ellos, pero ni la ministra de Relaciones Exteriores Chrystia Freeland ni el Primer Ministro Justin Trudeau quieren dejar de proteger los intereses del país al que representan y han peleado retrasando por completo la firma, quedando incluso en la tabla floja de poder estar incluidos, cosa que parece si importarles pero no basan sus acuerdos comerciales a ello, debido a que –incluso- han ampliado sus potenciales comerciales con países Europeos y Asiáticos, situación que no los hace dependientes del país que los quiere presionar a firmar cualquier cosa.
Mientras tanto, en México, bueno no, en México no, en Washington, Idelfonso Guajardo junto con Luis Videgaray montaron un teatrito presionados por el “si no se apuran cambiaré de postura” y accedieron a terminar las negociaciones con Estados Unidos logrando un acuerdo al que solo falta la firma, un acuerdo que seguramente es cómodo para los “amigos” del norte del país, sino que es un acuerdo del que no se sabe nada y que no se tiene contemplado que puede tener, de a pechito, de a perrito, de rodillas y todo lo que conlleve se pusieron ante el gobierno de Trump poniéndonos en dolorosa situación al ser nosotros los principales afectados.
Que diferente es ver a un primer ministro, a un mandatario y a su equipo trabajar de la mano de su país, que aunque la oposición política interna de Canadá presione, no firman algo que no es bueno a ese país mientras que en éste lado, el mismo Enrique Peña Nieto pide brindar y celebrar con tequila; justo en ese momento es donde toda la duda queda, porque no sabemos entonces que paso con esas palabras duras de defender a nuestra soberanía ante todas las cosas, es más, el mismo presidente electo dijo que celebraba que se haya protegido la misma soberanía pero no nos dice cual, si la soberanía real o la soberana tontería de protegerlos a ellos que son los que gobiernan y que tendrán varios años más en el poder al lado de un Ejecutivo que se ve tibio y el que viene se ve que puede estar experimentando y que no tiene ni idea de lo que viene o de lo que puede venir.
Trudeau nos ha mostrado lo que un primer mandatario debería de hacer con su nación, y no lo estoy diciendo por el hecho de echarle flores y que esas mismas sean por un buen gobierno, realmente no sé qué tan bueno sea o no, eso ya es política interior de la cuál uno podría hablar si estuviera inmerso o bien documentado, de lo que puedo hablar es de esa actitud fuerte y aguerrida que ha mostrado tanto él como su equipo negociador del que no se pueden verter malas palabras ante lo mostrado y al momento de hacer que el gobierno estadounidense se siente a sus demandas y extender las fechas que los mismos norteamericanos imponen.
Los tres países necesitan llegar a un acuerdo, son muchos años de dependencia del mismo tratado y si no se llega a tal, muchas cosas en la economía podrían pasar, en las relaciones y sobre todo en la estabilidad del bloque norteamericano, pero México no quiso sumar dentro del objetivo que podría hacerle fuerte, no se sumo a la postura de los canadienses, se sumo al imperialismo gringo, no sé bajo que intereses, pero ante ese temor no podemos hacer nada, se tomaron decisiones y nosotros solo podremos ver los resultados, resultados que dudo sean positivos ya que cualquier cosa que sea apresurada va a tener detalles que corregir y, estos funcionarios mexicanos incluyendo al presidente Constitucional, se adelantaron y ahora ya no se pueden echar para atrás dejando solos a los canadienses pero que parece no necesitan más apoyo, y por eso obligan a ceder algo dentro de las aspiraciones productivas que pudiera tener lo que queda del actual gobierno y del siguiente.
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