Editorial

¿MÉXICO LIBRE?

 

#InPerfecciones

 

¿Qué representa la libertad para la población que vive esclavizada a extenuantes jornadas laborales por un salario miserable? ¿qué parte de México es libre?

Carlos Rosas C.   

carlos.rc@inperfecto.com.mx

 

La tradición de celebrar la independencia de México convoca a críticos y defensores de las fechas patrias, no solo por una buena cantidad de datos que se contrapuntean entre la historia oficial y la que generalmente con mayor documentación señala quisquillosamente como es que los héroes que nos dieron patria y libertad ni tenían la intención de dar ni patria ni libertad más que para sus intereses, algo así como la revolución francesa donde la burguesía adoptó la bandera de la “liberté, égalite y fraternité” para terminar con el régimen de otra clase de vividores encarnados en la monarquía y su hermanita iglesia.

 

El caso es que a pesar de que los críticos señalen de manera sustentada los hechos históricamente comprobados –no confundir con la verdad histórica- la inercia de años de historia oficial impartida en libros de texto, documentales, novelas, y representaciones teatrales o fílmicas, tiene un profundo arraigo en el ideario de la población que se prepara cada año para celebrar el mes patrio con toda la parafernalia que le sea posible y entre adornos de manufactura china y platillos típicos, y bebida para hacer los honores al padre Hidalgo, Morelos, Guerrero etc. aunque el concepto libertad se encuentre tergiversado en la creencia que como ya no se ven casos de esclavos semidesnudos, hambreados y muy azotados por abusivos conquistadores pos eso significa total libertad.

 

Lo cierto es que la tradición de la celebración representa una identidad cultural en la que nos reunimos en torno a una cena con la que se espera morbosamente el grito desde el balcón presidencial y la manera en que saldrá muy “emperifollada” la primera dama y toda su prole para ver los fuegos artificiales ante una muchedumbre que coreando los vítores a la patria disfrutan brevemente de una celebración popular, aunque sepamos que la cena y celebración de los invitados presidenciales sea una grosería llena de abundantes manjares, bebidas y despilfarro que llevan a cabo los integrantes de la “monarquía republicana” disfrazada de democracia mientras la población de a pié sigue en la incertidumbre económica y social, que sin embargo, tiene el ánimo de reunirse mas por tradición que por reclamo a esa clase que vive de todos sin trabajar y que tiene derecho a toda clase de servicios y abundantes recursos.

 

La esclavitud como la conocemos por los libros de historia nos hace respirar tranquilos por ya no tener que asistir a una mina encadenados, sin embargo, la nueva forma de esclavizar a la población es tenerla sometida a largas jornadas de trabajo, con derechos pírricos y acceso a servicios de salud y educación de calidad ínfima, por salarios ofensivamente bajos, mientras las altas cúpulas políticas acuerdan programas económicos que benefician a la encaramada burguesía nacional, y aún así, tenemos el valor de gritar ¡Viva México!.

 

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