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La vida tan común en 1968.

1968, en la memoria de México.

La historia de los años 60 en cuanto a la vida familiar y social nos lleva curiosear en la vida familiar de cada persona, como llevaban su vida cotidiana, la vida social, como se movían, sus pensamientos

 

Rosario Aguilar.

rosario.aguilar@inperfecto.com.mx

 

La historia de los años 60 en cuanto a la vida familiar y social nos lleva curiosear en la vida familiar de cada persona, como llevaban su vida cotidiana, la vida social, como se movían, sus pensamientos, es difícil pensar que hace 50 años no existiera una educación sexual, y como ésto nos lleva a una movilización en muchos aspectos.  El movimiento estudiantil de 1968, los movimientos sociales que son su culminación y que condensan, en la política, en la cultura, la transformación surgida durante la segunda posguerra mundial.

La década de los sesenta tiene  una característica particular, una década donde los jóvenes eran mayoría,  en una expansión urbana y de servicios, una diversidad creciente del consumo, con  un crecimiento económico. El tiempo en el que los llamados “nuevos movimientos sociales”, expresan los cambios en un sistema social, los límites de los regímenes políticos y el agotamiento del conjunto de recursos.

Los años sesenta está en su mayoría poblado por jóvenes, y es por lo tanto, una década que gira en torno al futuro y en la cual los estudiantes de educación media y superior, son los políticamente más activos y culturalmente los más creativos. Los estudiantes representaban en cada sociedad nacional, el relevo de sus élites políticas, intelectuales y técnicas. Y un gran  avance en la educación, el desarrollo tecnológico y la cultura. Ellos eran parte de la utopía y así buscaban la exigencia de sus derechos.

Los jóvenes estudiantes eran tomados por los adultos  como los herederos de su esfuerzo, como los beneficiarios de las instituciones construidas por ellos para la paz y “el progreso” que se suponía deberían conservar junto con los beneficios del consumo extendido, que, desde principios de los cincuenta, las sociedades habían alcanzado al convertir mayoritariamente la economía de guerra en economía de paz, productora masiva de bienes intermedios para el consumo. Desde la versión de la economía y teóricamente hablando, eran los niños.

Frente a la expectativa de la generación de los sacrificados, los jóvenes beneficiarios se volvieron rebeldes y no sólo renegaron del sistema sino que buscaron cambiarlo. A lo largo de esta década de los sesenta va tomando forma la revuelta juvenil mundial que concluye en 1968, en los llamados nuevos movimientos sociales.

Esta era la juventud de aquella década donde romper con este esquema de represión donde hablar abiertamente de los sucesos no se podía.

Los movimientos estudiantiles tuvieron como característica común su fuerza en contestar y sus nuevas ideas de la palabra libertad, establecida a partir de la crítica y la revuelta conducta ante las normas y valores, que tejen el orden y la reproducción de las tradiciones instituidas. Estos movimientos protagonizados por los jóvenes eran, a través de su aceptación y su validación cotidiana en las conductas de valentía de los miembros de las generaciones del relevo social.

 

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