Editorial

El legítimo derecho.

#InPerfecciones

¿Cuál es el legítimo derecho de expresión? O incluso, ¿de manifestación? Quizá todo sea un montaje de la fantástica televisión.

 

Miguel Angel Millán Cancino

miangel.millan@inperfecto.com.mx

 

En los inicios de la televisión, se dio el fenómeno del apantallamiento masivo de las sociedades que fueron bien utilizados por los futuros líderes ponderados de los distintos países del mundo para crear mundos fantásticos e idealizar a la sociedad que juegan aún a tener una vida bien diferente a la suya, una vida donde puedan alcanzar un sueño que quizá pueden pero que por estar embrutecidos cambiando de canales les quitan las ganas de salir a luchar por sus derechos, por cambiar su realidad, y, a la visión de éste que suscribe la presente editorial, señalo que ellos no es que estén bajo un sistema de populismo, más bien, han abusado de sus sueños y los han puesto a lamentar su realidad en la que, seguramente podemos todos escapar al ver como a la princesa del cuento se le presenta la solución a la puerta de su casa y sin el mayor esfuerzo puede realizar todo lo que ella deseo, y a diferencia de muchos, yo no creo que la gente sea tan creída de que eso pase, al contrario, creo que sabe que eso no pasa pero invierte mucho tiempo en soñar.

 

En cambio, hay otros que bajo la bandera del conocimiento han decidido, sin saber si podrán cambiar algo o no, salir a luchar por sus semejantes, en la lucha limpia y productiva que muchos comparten y otros no al interior de sus planteles, hablo directamente de jóvenes que en lo personal admiro en la tenacidad de la exigencia de justicia, porque al hablar de la violencia que se sufre al interior de sus escuelas, o en las inmediaciones, con el hecho de indignarse si desaparece, lastiman, asesinan a una compañera de otro plantel o viéndose reflejados en una muchacha que recibió una violación en los baños de su CCH. La UNAM en su nivel medio superior está en movimiento, nuevamente se mueve y no sabemos el futuro que tenga por su organización o porque la falacia de una libertad de pensamiento en el país donde se le da mayor y mejor cobertura al mensaje de un payaso saboteador como Gerardo Fernández Noroña del que ya ni se sabe de qué partido es o no al estar afuera de Palacio Nacional como un circo en el ya penoso capítulo central que da un señor como Peña Nieto que de por sí ya parecía mediocre, ahora no sólo parece, demuestra que tanto lo es dentro de ese sueño televisivo donde meten a la actriz en la “vida real” para enseñar a unas hijas a llorar.

En todos los casos hay manifestaciones, una donde el payaso afuera del Palacio Nacional al más puro estilo de todos los monitos que de plástico aplauden, solo que éste grita y jala un micrófono para que su show llegue más lejos, increpando incluso a sus amigos que se venden por separado pero que son de la misma marca como Don Porfis Muñoz Ledo o el sátiro de Martí Batres, mientras que al término de la apertura a las afueras del magno evento donde los amigos han pagado caro el boleto, el protagonista de la novela da sus palabras de despedida como si se ganara un Oscar pero ésta ocasión en cobertura nacional con todos los honores, análisis y lo que respecta a un discurso triunfalista que se sabía iba a haber sin oposición ni enmascaramientos porque al presidente se le respeta en su casa Palacio Nacional, por eso él días  antes personalmente reviso la lista de invitados.

Mientras en las calles de verdad, no en esos cuentos que embrutecen y hartan, hay quienes luchan y quienes tienen a los antagonistas de verdad, pero en este juego, los antagonistas son los mismos que se sientan todos con todos a comer y beber tejiendo a sus títeres que muchos medios de comunicación llaman porros que les ponen caras, credenciales y playeras de estudiantes de verdad, pero que les dan armas, que saquean tiendas, rompen cristales y atacan a legítimos manifestantes que no son parte del protagonismo que su bandera les da, tienes que ser un prestigiado político con fuero para que puedas cargar un aparato de sonido para tener voz, mientras que las voces en sumatoria no se escuchan tanto que el volumen más alto con eco de una bocinita de un solo hombre o del micrófono que usa a nivel nacional el señor que dicen que es presidente pero que realmente parece que su orgullo por servir a la nación lo ha comido tanto que no sabe ni a quien sirvió.

 

Realmente ha de ser un honor servir a la nación, viajando, comiendo y sin tener que andar en huaraches buscando comida o sin tener que ser criminalizado por el poder que le otorga la silla en la que se sienta desde la que puede ordenar que el legítimo derecho sea ejercido sin expulsar “alumnos” en donde puede uno simplemente ser parte de la tragicomedia de esa televisión embrutecedora que no pasara lo que seguramente son los bloopers de esa clase en el poder, los estudiantes que hoy se mueven, los estudiantes que se movieron y los que se moverán.

 

#InPerfecto