Jessie Gutiérrez
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¡Qué afortunados, seguro son ricos, nacieron con suerte, yo no podría! Son algunas de las cientos de cosas que pensamos cuando alguien se va de viaje, y más cuando ese viaje es un viaje largo y al extranjero.
Algunas veces también yo lo pensé, muchas en realidad. Y hoy puedo decirte ¡es posible! Deja atrás los pretextos y solo ve por ello claro que no es fácil, y mucho menos te lo regalarán. Te costará y mucho, pero al final sabrás que valió la pena.
Tienes que desearlo con todas tus fuerzas, con el corazón y con el alma; y después lo que queda es trabajar por ello. Mi receta: trabaja, ahorra y repite. Guarda dinero para comprarte experiencias, que es lo único que nos llevaremos al final de nuestras vidas. Es increíble comprar cosas, esas zapatillas hermosas, ese auto negro último modelo, la casa de tus sueños; al final todo eso resulta pesado, no nos permite andar, nos obliga a atarnos a un lugar, a una vida.
Lo sé, quizá sea perfecto para algunos, pero yo definitivamente no quiero eso. Prefiero viajar ligero llevar a todos lados los recuerdos, los momentos vividos, las risas, lo aprendido; ese sin duda es siempre mi equipaje perfecto. Pienso que al final lo material siempre estorba, siempre está de más.
Pasamos horas y horas trabajando cada día, cada semana, hagamos que valga. Con ese dinero vete de viaje. No tienes que irte al otro lado del mundo, en realidad no importa a dónde vayas, pero por favor, viaja.
Viaja cerca, en tu país, en tu ciudad, en tu barrio. Sal, conoce, visita, disfruta ¡vive caray! Muchos te dirán que es peligroso, caro, lejano, difícil. Demuéstrales lo contrario. Demuéstrate que es posible, que no es tan complicado como todo el mundo piensa, demuéstrate que los sueños no se hacen realidad, que tú haces que lo sean.
Viaja y rompe tus límites, experimente en carne propia; come lo que jamás pensaste que probarías; camina esas calles que siempre soñaste; ve esos amaneceres que no pensaste conocer jamás; visita los museos y sitios que veías en libros y revistas; toma el sol y nada en esos mares azules; aprende palabras en otros idiomas; disfruta las tradiciones de otros lados; conoce gente, haz amigos; platica sin palabras, que tu único lenguaje sea la risa, y date cuenta que ese es el verdadero idioma universal.
Vive como local en cada lugar al que vayas: se curioso, investiga, pregunta y no te quedes con ninguna duda, que sólo así podrás realmente conocer cada sitio.
Hazlo y te aseguro que después no querrás parar, querrás un viaje interminable, un viaje sin boleto de vuelta. Nos a pasado a muchos, suelen llamarlo el síndrome del viajero eterno, yo lo llamo vivir.
¡Hasta la próxima!
#InPerfecto