Sexualidad

BONDAGE.

#Sexualidad

Rosario Aguilar.

rosario.aguilar@inperfecto.com.mx

 

Vamos desglosado el BDSM y conociendo cada sigla, y entender y experimentar a conciencia esta práctica sexual,  ¡te atreves!!

El bondage no es una práctica novedosa,  ahora se está hablando de ella, pero ya se conoce desde hace milenios en Japón, en una técnica sexual que estaba reservada para las clases sociales más altas y refinadas. El bondage es una práctica sexual en la que se utilizan ataduras, es la definición más aceptada del bondage hay quien lo considera una expresión artística. Y debes saber que si te interesa es importante asesorarte con sexólogos que te diran como iniciarte en este estilo de vida.

Esta  práctica consiste en atar a la otra persona total o parcialmente por medio de cuerdas, esposas, lazos, corbatas, cintas o cualquier otra cosa que pueda mantener inmovilizada físicamente a la otra persona. Los límites con el sadomasoquismo se encuentran en el dolor. Y es que el bondage, dicen, no utiliza el dolor como fuente de placer.

El placer se encuentra en la dominación de una persona y en la entrega de la otra. La persona atada se encuentra a plena disposición de su pareja, al menos en ese momento en el que se está practicando. Lógicamente, se entiende el consentimiento entre la pareja a la hora de realizar esta práctica sexual, la confianza y respeto mutuo son clave para ello. Pero volviendo a la realidad, al bondage cotidiano de andar por casa, una persona es atada, con cuerdas o con esposas. No puede moverse y deja que sea su pareja la que se ocupa del acto sexual en sí. Placer para ambos es lo que promocionan los defensores del bondage. El placer de entregarse sin reservas para uno y el placer de hacer realidad sus fantasías sexuales para el otro. El placer de un sexo sin restricciones y sin inhibiciones para ambos.

Como se puede imaginar, inmovilizar a una persona conlleva sus riesgos, por eso es necesario informarse de todas las precauciones que deben tenerse a la hora de practicar bondage. Porque no nos interesan los prejuicios moralistas, pero sí nos preocupa la seguridad y la integridad a nivel físico y emocional.

Prevenir riesgos quienes practican el bondage, y es que la excitación de sentirse en peligro es uno de los mayores atractivos de esta práctica sexual. Pero sentirse en peligro es una cosa y estar en peligro es otra. Si el bondage no se realiza con las medidas de seguridad pertinentes estamos sujetas a numerosos daños físicos de distinta gravedad.

La principal lesión derivada del bondage son los problemas musculares. Al estar atada, en determinadas posturas las cuerdas o las ataduras pueden producir el adormecimiento del músculo. Si la postura se mantiene durante mucho tiempo, las lesiones musculares pueden ser irreversible. Las rozaduras y heridas en la piel son también muy frecuentes si lo que se usa para atar es una cuerda y no se coloca bien.

Los expertos recomiendan iniciarse en la práctica del bondage poco a poco, sin intentar emular las posturas vistas en Internet o en películas, porque hay ataduras que requieren mucha experiencia. También es necesario tener a mano una tijera durante la sesión de bondage, para liberar rápidamente a la persona que está atada en caso de malestar físico. Los defensores del bondage dicen que no son frecuentes los accidentes al practicar este tipo de relación sexual. Pero hay que reconocer que si estamos hablando de cuerdas, esposas y otros elementos que intervienen en el juego sexual como mordazas y antifaces, cualquiera está sujeto a un percance que puede acabar en algo más que un susto. La variedad más peligrosa de esta práctica sexual es el autobondage. Como su nombre indica, en esta variante no existe una segunda persona que pueda librarte de las ataduras en caso de accidente. Y la verdad es que esta práctica del autobondage puede ocasionar la muerte.

Acuerda con tu pareja una palabra de seguridad o una clave que debas decir cuando desees terminar. Por ejemplo, si aprietas dos veces la yema de sus dedos es para preguntarle “¿te está gustando?”, si tu pareja responde del mismo modo, apretando una vez, te dice “No, para”; dos veces para “Sí, pero más despacio”; y tres veces para “No te detengas, ¡me encanta!”.

La libertad de practicar la técnica sexual  produzca placer, sin inhibiciones ni prejuicios. Pero también insistimos en la necesidad de adentrarse en el sexo no convencional desde la libertad y la curiosidad, sin imposiciones ni chantajes emocionales. No todas las personas están preparadas para dar el paso del sexo convencional al sexo más atrevido. Y no todas las personas necesitan dar ese paso.