1968, EN LA MEMORIA DE MÉXICO
Carlos Rosas C.
carlos.rc@inperfecto.com.mx
La década de los sesenta es particularmente interesante por el cambio de ruta en la conciencia social que colisionó irremediablemente con el régimen político mexicano que bajo su añeja estructura posrevolucionaria tenía bajo su dominio el control absoluto de sindicatos y agrupaciones campesinas, obreras y estudiantiles que debían estar alineados con las ordenanzas gubernamentales, resultaría estéril tratar de entender una década de movilización social sin remitirnos a la antesala de la rebeldía que a finales de los años cincuenta cobró una fuerza significativa.
El 23 de septiembre de 1956, el Ejército desalojó el internado del Instituto Politécnico Nacional (IPN) cortando de tajo un movimiento estudiantil que se había extendido a varias entidades. Este movimiento fue de los más grandes que haya vivido el país en su época contemporánea ya que involucró a más de 70 mil estudiantes, viendo la luz el 11 de abril del 1956, afectando a escuelas del Distrito Federal, Jalisco, Michoacán, Nayarit, Baja California, Tamaulipas, Veracruz, Oaxaca y Yucatán.
Además de la renuncia del director general del IPN, Rodolfo Hernández Corzo, las demandas incluían la construcción de nuevas instalaciones, creación de más escuelas pre vocacionales, aumento de la ayuda económica a los alumnos de menores recursos, adquisición de vehículos y participación de los estudiantes en la administración, así como una mayor autonomía mediante una ley orgánica.
Por otro lado un par de años después el Movimiento Revolucionario del Magisterio (MRM) liderado por el maestro Othón Salazar emanado de la Normal Superior, en 1958 encabezaría las demandas de aumento salarial y mejoras laborales para los maestros. Las movilizaciones del MRM eran atendidas por un amplio sector social que ante las medidas represivas del gobierno fueron abonando al descontento generalizado que veía en las peticiones magisteriales de mejora salarial y democratización sindical una justa demanda que logró convocar marchas multitudinarias que encontraron como respuesta del gobierno de Adolfo López Mateos la represión del movimiento y el encarcelamiento del líder del MRM acusándolo de disolución social y siendo sometido a duros interrogatorios donde fue cuestionado sobre la cantidad de rublos recibía por parte de la entonces Unión Soviética.
Otro personaje que representó en 1958 la oleada de movimientos sindicales venidera fue Demetrio Vallejo líder de La Gran Comisión pro Aumento de Salarios del Sindicato Ferrocarrilero y que en 1959 dirigió la huelga de rieleros que fue brutalmente reprimida y su líder encarcelado por los delitos de disolución social y sabotaje. Simpatizante de la causa socialista gracias a la influencia de los artículos sobre la Unión Soviética escritos por Vicente Lombardo Toledano, el mismo Demetrio Vallejo señalaría sobre aquellos artículos “A mi me impresionó mucho su relato y aunque no lo entendía muy bien, me pareció que de esa forma podía cambiarse la situación de miseria en que vivían los obreros y campesinos de México”, posteriormente junto con Heberto Castillo dio vida al Partido Mexicano de los Trabajadores (PMT).
El año de 1958 se desarrolló entre tumultos, manifestaciones, huelgas de ferrocarrileros, maestros, universitarios, petroleros, telegrafistas y burócratas. La aparente calma en el país, la crisis económica incomodaba a los círculos gobernantes aunque no les preocupaba, aun con esto los estudiantes no lograban generalizar su movimiento reivindicativo; la postura de los maestros ante la política económica del gobierno no encontraba eco en los medios obreros, así, la burocracia sindical oficial mantenía las riendas del movimiento sindical.
Continúen con nosotros en la siguiente entrega donde nos acercaremos a la participación de la Universidad y los actores que le dieron cada vez más fuerza a los movimientos estudiantiles en aquellos años en la Memoria de México.
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