Marzo 12, 2018
Miguel Angel Millán Cancino
miangel.millan@inperfecto.
Seguramente en el momento en que ustedes lean esto, y el título de la editorial del día de hoy los remonte al hecho de lo que muchos detractores de Andrés Manuel López Obrador andan haciendo burla porque el candidato a la Presidencia de MORENA-PT-PES no quiere debatir y los llamados “amlovers” andan defendiendo con la premisa de que es natural, que el puntero no debe debatir. Pero no, no voy a hablar de ello, hoy si tocaré el tema político, pero no con el enfoque electoral precisamente.
Creo que todos sabemos el riesgo que tienen nuestros hermanos inmigrantes de cualquier país que están viviendo en los Estados Unidos, y no solo por la amenaza del Presidente Trump a nuestros paisanos y hermanos latinos, por todas aquellas inclemencias que viven al querer llegar al país donde parecería que las oportunidades y la mejoría de calidad de vida son la constante, tampoco es necesario mencionar los malos tratos, las malas condiciones de derechos humanos que muchos reciben y tienen que aguantar, sino también el miedo constante que tienen de ser arrestados y ser deportados acabando con toda dignidad y soportando las humillaciones más grandes, físicas, emocionales, familiares, sociales, económicas, etc. Situación que además no es nueva con D. Trump, es algo que han ido viviendo, por ejemplo, con el mayor número de deportaciones que hizo el ex Presidente B. Obama.
Ese preámbulo me lleva a querer hablarles sobre este tema, porque hace unos días, nuevamente hay un escándalo que incluye al Presidente mexicano y al Presidente ya mencionado de los Estados Unidos, parece ser que Enrique Peña, pidió a su homólogo gringo decir que México no iba a pagar el muro que el mandatario norteamericano quiere construir, condicionando de esta manera la visita de Peña Nieto a Washington. No es la primera vez que esto sucede, además cancelando dicha visita y causando un cable débil más en la relación, tampoco es la primera vez en que Trump exhibe a Peña dejándolo en ridículo. Ese capítulo de la historia me parece más a que se rompieron las medias y se andan reclamando por ello.
Ante todos estos dimes y diretes de la relación bilateral, donde los candidatos a la Presidencia de México están tratando de ganar electores con el argumento de quien defiende a los mexicanos en Estados Unidos, hemos perdido de vista el dilema central, los derechos humanos y las necesidades de los inmigrantes.
¿Cuál debe de ser el debate en sí de este tema? Los funcionarios públicos y el Secretario de Relaciones Exteriores en su aprendiz gestión, el mismo Presidente, los candidatos presidenciales, la sociedad en general habla de la protección a los ciudadanos latinos que viven en aquel país, a los dreamers, a todos aquellos que han sobrevivido allá, y está bien porque se tienen que preocupar y procurarlos pero inmediatamente, pero a mi percepción, el tema tiene algo más profundo.
¿Cuándo y dónde están los cuidados a nuestros paisanos residentes en México? ¿Dónde y cuándo está el cuidado a los inmigrantes de otras naciones del Continente que pasan y se quedan o nos usan de puente para llevar al país vecino del norte?
No olvidemos que si bien nuestra gente ha buscado otros lugares y otras condiciones abandonando a sus familias, raíces, cariños y arraigos es porque nuestro gobierno no ha garantizado las condiciones para que ellos se queden y tengan una calidad de vida, el primer lugar donde han sido maltratados es en la propia casa, con el hambre, los malos pagos a su siembra, la incertidumbre y de que vida van a proporcionar a los que ellos procuran. No es que los este victimizando, porque no es así, más bien quisiera que el debate no se basara únicamente en las acciones de países vecinos ni tampoco en las condiciones que van a procurar, el debate se tiene que basar en las acciones que aquí se van a emplear y en las condiciones que aquí se van a procurar para elevar la calidad de vida y tener la anhelada tranquilidad emocional, social, económica en el marco del respeto a los derechos humanos. Claro que no podemos olvidar que en el debate, debe de incluirse como tema de vital importancia el cuidado y el respeto a los inmigrantes que han visto a México como oportunidad o como puente de tránsito para llegar al esperado sueño americano, porque México, no es un país donde se esté respetando ni cuidando al inmigrante, entonces ¿cómo podemos exigir lo que no damos?
Al ver la tormenta, queremos limpiarnos las manos ventilando los maltratos del vecino, cuando al interior podemos ser incluso más crueles de aquel que pide que no se salten su frontera. Ambos casos son reprobables, pero es peor querer encontrar fuera lo que no tienes adentro.
Invito a los candidatos y aspirantes de Gobierno de todo orden público y jerarquía a que convoquen a la discusión y a la confrontación de ideas, si quieren defender a los que están en otro lado, hay que garantizar primero sus condiciones aquí y evitar el mal trato que reciben día a día de muchas maneras, la violencia económica también causa daños irreparables que no es en muchos casos la falta de aspiraciones, es la falta de oportunidades.
